jueves, 31 de diciembre de 2009

Memoria histórica

Ya que nos ponemos a felicitar el año nuevo... ¡¡¡hagámoslo con clase!!!, como Dios manda.



Y con este entrañable vídeo alcanzo la meta de las 84 entradas en 2009 ¡Gracias, Karlos*!

martes, 29 de diciembre de 2009

Mi jardín de agua

Mi madre me inculcó desde pequeñita el gusto por los regalos sencillos; cuando íbamos de acampada o de excursión, nos solía decir “Tráeme alguna cosita del campo; una piedra bonita, una castaña …” -Luego cuando metía yo la mano en el bolsillo de su abrigo para sisarle algo de calderilla, en vez de unas monedas me encontraba alguna dichosa castañita; decía la llevaba ahí porque le gustaba ir sobándola.

Cari comparte conmigo ese gusto por los regalos “simbólicos”, y la mayoría de las veces que se va a viajar mundo, me trae ese tipo de cositas; arena negra de una playa de Japón, un trozo de madera de Noruega (Norwegian wood; es que es chisposa ella) un trocito de roca volcánica… A veces también me trae alguna cosilla comprada, pero generalmente son cosas sencillas y baratitas.

Uno de sus regalos comprados que más me ha gustado es un "jardín de agua", que viene hasta con su librito que habla sobre el simbolismo del agua y cómo contribuye a crear un lugar de paz -en plan rollito zen- y al final, las instrucciones de uso del susodicho "mini water garden". Desafortunadamente ni ella ni yo recordamos de dónde me lo trajo.

En el reverso de la cajita en la que viene, explica:
¿Estás estresado? Con el “jardín de agua” (nuevo y mejorado) puedes disfrutar el sonido relajante del borboteo del agua cuando más lo necesites. Este kit de bolsillo incluye un “jardín de agua” con una bomba de mano, cuenco, piedras, instrucciones, y un libro de 32 páginas con una introducción a la historia y espiritualidad de los jardines de agua.

Cuando estés en casa, en el trabajo o en la carretera, el “jardín de agua” te proporcionará una agradable sensación de paz mental.
Ahora que ya os habréis hecho una idea de cómo será este objeto de mi admiración, os muestro el vídeo para que lo veáis en espectacular funcionamiento. Y la opinión de Flecha al respecto.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Ampliando el guión

Hace ya un par de meses, en una de las llamadas de mi vecino Jorge, y tras su lista habitual de preguntas “¿Qué tal tus padres? ¿Qué tal el yoga? Y… ¿Cómo se llama el animalillo? Ah, eso; Flecha. ¿Qué tal Flecha…?” parece que decidió innovar, y me soltó un “Oye, toses mucho” Claro, me dejó un poco perpleja, sin saber muy bien qué decir, e improvisé un: “Esto… ¿Qué pasa, que me oyes por el patio?..." No contestó a mi pregunta, y me recomendó “Inistol” -“Es lo que yo tomo”

A los pocos días sonó el teléfono en casa y al contestarlo oí su voz “Hola Laura, ¿Qué tal estás?” Me sorprendió que fuera él, porque habitualmente suele dejar pasar más tiempo entre llamada y llamada. En seguida entendí el motivo: “Oye, ¿no te molestaría que te dijera lo de que toses mucho?” El pobre seguro que llevaba todo ese tiempo torturándose, diciéndose: “¿Por qué le tuve que decir lo de que tose mucho? ¡Es que soy tonto!” Yo por otro lado, cada vez que tosía en mi casa o bajando las escaleras, barruntaba “¿Ahora me estará oyendo toser? ¿Será verdad que toso mucho?”

El día de nochebuena llamaron a mi puerta. Al abrir me encontré a Jorge, ¡en bata! ¿Por qué llama a mi puerta en bata? Una bata de cuadros, de tonos marrón oscuro, envolviendo su prominente estómago. Y por supuesto, zapatillas de andar por casa de abuelo. Tenía un aspecto sórdido. Sonriendo, y con una mirada esquiva, alargó la mano mostrándome una bolsa de caramelos de eucalipto. “Toma, para tu tos” “Hombre Jorge, qué detalle. Muchas gracias; no tenías que haberte molestado” “Bueno mujer…” Y pasó a su guión habitual. Cuando hubo acabado su pequeño interrogatorio, pasé yo a mi parte del guión “¿Y tú qué tal?” "Ahí, tirando… ¡Mira, me he dejado barba!” dijo acariciándose la cara casi con orgullo". “Sí, ya lo veo. Pareces Papá Noel (con una resaca mortal)”

El caso es que parece que ha decidido añadir el tema de mi tos a su lista de temas que tratar conmigo. Seguro que la próxima vez que me llame me preguntará qué tal me han sentado los caramelos. Hay que joderse.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

La navidad es...

Gana "La navidad es amor" por goleada. Pero la más cachonda y sorprendente es, sin lugar a dudas, que la navidad es ¡nada menos que satánica!

La navidad es poliédrica, eso al menos está claro...

¡Vamos a por los 84 posts en 2009! XD

lunes, 21 de diciembre de 2009

Rescatadas 12

Chiste de Cari: ¿Qué tienen en común un elefante y la calefacción?








Lefa.

Q-Mira qué ojos tan bonitos tiene esa chica.
K-Sí, dan ganas de comerle el coño.

Una relación estable es el precio que hay que pagar por desearla tanto. -Robert Sapolsky, catedrático neural.

O sea; que os enamorasteis y tendréis perdices. –Ray

Mi madre a mi hermano, cuando él iba a que le pagaran el finiquito de su último curro: ¡Hala Dani; que te den mucho!
Hubo que explicarle la explosión de carcajadas que desató.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Abrazos magistrales

Con un abrazo se transmite afecto, calidez, confianza, amor... Es bonito ver a dos hombres saludándose con un abrazo, palmadas en la espalda, mostrando camaradería. O a dos mujeres, despidiéndose hasta la próxima, frotándose la espalda mutuamente de arriba a abajo: "Venga guapa, nos vemos prontito. Te llamo". O abrazos entre un hombre y una mujer en un reencuentro largamente esperado, o de una madre y su hijo pequeño, el niño aferrándose a ella con brazos y piernas. ¡O abrazos a árboles!... Hay miles de formas de abrazar, y todas despiertan sentimientos muy agradables.

Pero hay abrazos magistrales, que conmueven cada célula de tu cuerpo. Abrazos que sólo quienes se están abrazando pueden saber lo que está realmente sucediendo.

La primera vez que conocí este tipo de abrazo fue hace pocos años, con un amigo-rollo. Me dejó perpleja, desconcertada, porque no sabía que se pudiera sentir eso al abrazar a alguien. Pensé que él debía de tener algo especial, que tenía algún secreto que le capacitaba para hacer algo así; algo que parecía casi mágico. Después de aquel abrazo escribí en mi cuaderno:
"(...)Sé que si intentara describir cómo fue parecería que estoy exagerando, porque intentar describirlo es describir lo casi inconcebible. Y no exagero; es literal. Porque hay veces que el sexo no es tan intenso como ese abrazo. Muchas veces. Porque fue de una intensidad como de primeros besos de adolescentes, multiplicado por cien. Todo el rato igual de intenso, de principio a fin. De hecho no sé qué nos pudo hacer separarnos."
Desde entonces, para mi gran fortuna, he sentido más veces esa sensación de fusión tan íntima, casi sobrenatural -no sólo con parejas, también con amigos o amigas. Son abrazos en los que te entregas completamente; sientes que se te abre el pecho y se funde con el otro, y se crea una especie de bola de energía orgásmica; como un orgasmo del corazón.

Y el abrazo dura, y dura... y cuando llevas un tiempo abrazando así, transportada a otra realidad, piensas que tienes que soltar porque en algún momento tienes que acabar, y aflojas un poco los brazos, pero no puedes dejarlo, y aprietas un rato más, y sientes como la otra persona hace lo mismo.

Cuando acabas, te quedas con una sensación de agotamiento placentero; una plenitud enormemente gozosa.

"En un súbito impulso se abrazaron, se abrazaron, se abrazaron. Metiendo cada uno en su pecho el del otro hasta besarse con los corazones. Se sintieron latir, se soltaron y, sin más palabras, el viejo subió al coche. Las dos miradas se abrazaron aún, a través del cristal, mientras Renato arrancaba." La sonrisa etrusca, José Luis Sampedro

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Felicidad sintética

Llevo como un mes con Internet en casa. Hasta ahora usaba la conexión de un generoso vecino anónimo que dejaba su línea abierta, pero claro, me limitaba a leer mi correo, googlear y bloggear; nada de vídeos, pelis, música etc, porque la conexión no daba para más. Ahora me doy cuenta de que vivía anclada en el pasado en lo que respecta a las posibilidades que ofrece la red; tener mi propia línea ha abierto un nuevo mundo virtual ante mis ojos.

Uno de mis descubrimientos son los “TED talks”, vídeos de conferencias muy concisas (entre veinte, veinticinco minutos) y con mucha miga, sobre los más diversos temas: ciencias, asuntos globales, tecnología y desarrollo, entretenimiento... Estoy enganchada. Hace como una semana vi uno muy interesante que me ha dejado reflexionando: ¿Por qué somos felices?

A los dos minutos de la charla, el psicólogo Dan Gilbert plantea la siguiente pregunta; ¿Qué crees que te haría más feliz; ganar la lotería o convertirte en parapléjico? (Déjame pensar…) Está claro que la pregunta no podía tener una respuesta evidente, si no a qué formularla. Efectivamente los datos revelan que no existen diferencias significativas en las medidas de felicidad entre las personas que han ganado la lotería y las que han perdido la movilidad de sus piernas, un año después de pasar por estos acontecimientos tan diametralmente opuestos.

Los datos están ahí, pero es muy difícil no resistirse a creerlo. Gilbert dice que las personas tenemos un sesgo de impacto que nos hace creer que sucesos muy buenos o muy malos tendrán mayor trascendencia en nuestra vida de lo que luego resultan tener. Yo recuerdo cuando en la universidad estaba en época de exámenes, y llevaba dos, tres meses estudiando todos los días nosecuántas horas, acostándome a las tantas para luego levantarme temprano y seguir estudiando, sin salir –mucho- los fines de semana, y pensaba “Qué maravilla cuando acabe esto, no me lo voy a creer” Pero cuando por fin acababa, el éxtasis que había anticipado no aparecía por ningún lado, por más que me esforzara en convocarlo. Y me quedaba con una sensación de… estafa, como diciendo “¿y dónde está toda esa felicidad que me corresponde? ¡Venga, tengo que estar pletórica; soy libre!…”. Ni siquiera cuando acabé la carrera me sentí tan extasiada como anticipaba.

El lado positivo es que también los acontecimientos negativos tienen menos impacto de lo que anticipamos, gracias a un sistema inmunológico psicológico que, según Gilbert, nos ayuda a cambiar nuestra perspectiva del mundo para poder sentirnos mejor en él, y así nos creamos una felicidad a medida, una felicidad sintética. Es lo que nos sucede cuando razonamos que quizás fue para mejor que se acabara nuestra relación con aquella pareja con quien creíamos que íbamos a compartir el resto de nuestra vida, quizás tener hijos, envejecer juntos… Vale que lo pasamos fatal al principio, pero en realidad no nos convenía, y seguramente nunca hubiéramos podido ser felices a su lado.

Pero todos consideramos la “felicidad sintética” de calidad inferior a la felicidad “natural”, y pensamos con cinismo; “Si claro; no teníais tanto en común, y te diste cuenta justo cuando te largó.” No queremos creer que no conseguir lo que queremos nos puede hacer tan felices como conseguirlo, pero parece que así son las cosas.

En una última vuelta de tuerca, Gilbert explica y demuestra de manera elegante e irrebatible cómo no sólo este sistema inmunológico que sintetiza felicidad funciona a las mil maravillas, y no existe diferencia alguna entre la “felicidad natural” y la “felicidad sintética”, sino que además funciona mejor cuando estamos “atrapados” en una situación, cuando no podemos cambiarla. Cuando tenemos opciones nuestra mente se debate, se cuestiona todo, buscando pros y contras: “¿Es este trabajo bueno para mí? ¿No sería mejor este otro; más estimulante? Claro, pero en este, aunque sea anodino, el horario no está mal, y ese otro… vale, bien remunerado pero tendría un horario esclavizante…” Y entonces dudamos, y la duda crea infelicidad.

Es muy duro dar crédito a esto, porque prácticamente significa que la libertad pone trabas a nuestra felicidad. Y supongo que la razón por la que me he quedado colgada de esta charla, es que justamente estoy pasando por un periodo de “revisión”, de cuestionarme algunos aspectos de mi vida, de plantearme alternativas… y me jode soberanamente pensar que quizás, creyendo que estoy trabajando por mi felicidad, podría estar de hecho saboteándola.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Veneficio por ufo

Cuando me topé con la palabra “oximoron” y comencé mi investigación sobre ella, googleando llegué a un blog, “La llave del mundo”, en el que explicaban la palabra. El caso es que el blog este resultó ser un pequeño descubrimiento, porque lo que hacen es presentar una palabra al día; palabras que bien por su etimología, por su significado etc. resultan interesantes. Por supuesto, en cero coma lo estaba metiendo en mi lista de blogs -el “correo de entrada bloggero”, y así es, de hecho, como “veneficio” llegó a mí.

Hace un par de semanas vi que tenían una sección en la que puedes mandarles tu “palabra especial” para que la publiquen (y así de paso darles el trabajo hecho, bandidos...) Como me sentía en deuda con ellos por haberme obsequiado con una palabra tan buena y además haberme inspirado un post, decidí devolverles el favor y compartir con ellos una de mis favoritas; “ufo”. Pocas horas después de mandársela me llegó un correo de agradecimiento en que “me daban fecha” para el 12 de diciembre.

Hoy es el día y esto es lo que han hecho con mi palabreja.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Buen tiempo en otoño

-¿Sabes qué tiempo va a hacer este puente?
-Sí, dicen que va a hacer bueno...

Y lo hizo. Un tiempo otoñal precioso. Frío, pero no mucho; con una niebla que cubría las montañas con un manto casi mágico, y una llovizna tan fina que era difícil asegurar si estaba lloviendo. ¿Quién podría decir que eso no es buen tiempo?

domingo, 29 de noviembre de 2009

La familia y la copa

Ayer estuve en El Juglar, viendo un concierto con Heather. No la veía desde hace más de tres meses, así que me dio un poco de rabia que viniera con su pseudo-pareja, porque no nos íbamos a poder poner al día como dios manda; pero lo cierto es que al final estuvimos a gusto los tres.

Cuando ya habíamos pasado de la cerveza a los cubatas y nos sentíamos más sueltos por los efectos de nuestra ingesta, Javi, que estaba contando una de sus historias, hizo un gesto ilustrativo con la mano y sin darse cuenta dio un pequeño codazo a su bebida, que se empezó a tambalear peligrosamente sobre la mesa. El tiempo se detuvo mientras nuestros seis ojos miraban alarmados al vaso tambaleante, que tras unas pocas oscilaciones a cámara lenta, fue recuperando poco a poco su verticalidad, evitándonos el desastre -no sólo hubiéramos llorado la pérdida del brebaje; todas nuestras chupas estaban apiladas en un montículo sobre la mesa.

-¡Huy, por los pelos! -dije yo por los tres-. A mí cuando me pasan estas cosas, intento ser consciente de la pequeña catástrofe de que me he librado, y doy gracias “al cosmos”. Así las veces en que el desastre llega a materializarse, me consuelo pensando que también otras muchas me salvé, y me parece menos “injusto". Como el otro día que casi se me escurre la botella del aceite de entre las manos y pensé en la putada que podría haber sido; que es de cristal, y en el peor de los casos se podría haber caído sobre la vitro y romperla. O sólo caerse y romperse, y todo el aceite por la encimera y el suelo, con lo coñazo que es limpiarlo, que se mete por todas partes. Y pensar que me he ahorrado todo eso me da un buen rollo...

-Ya, e incluso cuando sucede el desastre -añadió Javi-. Como yo el otro día, que fui a colocar unas copas en la vitrina del salón después de fregarlas, y una se quedó mal colocada y empezó a tambalearse, y yo mirándola con otras tantas en las manos, sin poder hacer nada, pensando “no te caigas, no te caigas" y hace "pling" y se cae del estante. Y mientras caía yo pensaba “¡no te rompas, no te rompas!" y la copa iba rebotando en el suelo, una vez “clong" y otra vez “clong" y yo “¡no te rompas!" y ya en el último bote “¡crach!" Y yo “¡No, no te rompas en mil pedazos y te desparrames por todo el suelo!" Y se partió en tres pedacillos y ya, y yo me sentí de repente aliviadísmimo. Y mi hermano que estaba al lado y lo había presenciado todo dijo “Vaya, al menos no se ha roto demasiado." "Ya, eso estaba pensando yo." Y mientras me estaba agachando para recoger los pedacitos se oye a mi madre desde la cocina “¡Mira; una menos que fregar!"


¡Joder, qué familia! Parece salida de una fábula. La moraleja: “Quien es positivo, sabe sentirse afortunado hasta en la adversidad."

sábado, 28 de noviembre de 2009

Rescatadas 11

En un bar:
Yo: Ni me voy a esperar a estar más pedo para decírtelo...
Cari: Ya, yo también.

¡Revindico mi derecho a ser una mujer cinco! Pili

Serotonina; ¿dónde estás cuando más te necesito? Fidel

Pues mi tipo de hombre es... que no me toque los huevos. Yo.

Uno de los hilarantes chistes de Cari:
¿Qué animal hace “auc, auc”?
Un otap.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El veneficio de las palabras

Dije que lo haría y aquí estoy para cumplir mi amenaza, para veneficio de todos. Esa es mi última palabra adquirida: “veneficio”. Así; con uve.

Cuando aprendo una palabra nueva, si no es directamente del diccionario –que me pasa; muchas veces busco alguna palabra y ya de paso echo un vistazo a sus vecinas; así he encontrado algunas realmente jugosas. Como decía, cuando encuentro una palabra nueva me voy a la RAE en Internet o al diccionario físico, para comprobar si es “de las de toda la vida”, de las “oficiales”. Si no la encuentro ahí, la googleo a ver qué me encuentro, a ver si me decido a adoptarla. Y “veneficio” es de las oficiales; está en el diccionario de la RAE, y eso supone un punto –o por lo menos medio punto.

Las palabras pueden tener puntos extra por diferentes motivos, por ejemplo “veneficio” tiene también punto por su ortografía, eso de que sea igual que otra palabra pero “mal escrita”, puede dar mucho juego en un momento dado. Como ayer; jugando al scrabble dije que iba a poner “ufo” y me saltaron encima “¡Eso es una palabra inglesa! ¡Querrás decir OVNI! Porque UFO es unidentified flying object…” Yo les dejé soltar lo suyo y luego solté lo mío: “Ir de ufo significa ir de gorrón. Búscalo si quieres.” Iñaki, que era mi compi de juego, se levantó para buscarlo en la RAE virtual, y efectivamente ahí estaba: “De gorra, de mogollón, sin ser convidado ni llamado” Y me apunté un tanto en mi mente. Luego ni puse la palabra; en realidad había sido todo un teatrillo.

Además del punto de estar aceptada por la RAE, y el de ortografía exótica, “veneficio” tiene otro punto por significado, y tres puntos significa que va del tirón al Diccionario Pedante, una agenda de teléfonos pequeñita en la que registro todas estas palabrillas que voy recogiendo por la calle. De vez en cuando le doy un repaso de la a a la z para que las palabras que he ido atesorando no vuelvan a caer en el olvido, y así poder echar mano de ellas en el momento oportuno.

En fin, que he dejado lo bueno para el final; ¿Qué podría significar “veneficio” para ser merecedora del punto de significado; “veneficio”, que es como “beneficio”, pero mal escrita?

Veneficio (del latín veneficium.) m. ant. Maleficio o hechicería.

Sé que quizás sea un poco iluso pretender que compartáis mi entusiasmo, pero ahí queda.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Una escena cotidiana

Iba yo esta tarde bajando por la calle Mira el Sol desde casa de Quique. Eran como las ocho y la calle llevaba ya unas horas iluminada por la luz de las farolas. La única persona por allí aparte de mí era una chica, que a unos cincuenta metros de donde yo estaba, se me iba acercando lentamente, paseando con su perrito de la correa. Yo iba pensando en mis cosas, apenas consciente de su presencia, y justo al cruzarnos, en el preciso instante en que nos cruzamos, oigo su voz decir en un volumen sobradamente audible: “¿Bacalao con tomate?” y continúa andando en silencio.

A la vez que reprimía una perpleja carcajada, mi mente trabajaba a toda máquina para encontrar una explicación a ese suceso tan particular, y en un segundo deduje que debía de llevar un pinganillo de móvil, y le había tocado hablar justo cuando estaba a la altura de mi oído.

Y he pensado que voy a probarlo yo; ir por la calle hablando a mi pedo, a ver qué se siente. O como la tipeja esta, soltar una frase cualquiera justo cuando me cruce con alguien; por ejemplo, yo que sé “Te reconcome, ¿eh?” o “Tuercas y tornillos” o “Voy a asesinar a tu gato”… lo que se me ocurra. Total, quienes me oigan van a llegar a la misma conclusión que he llegado yo hoy.

Procuraré ir bien aseada, para que no me tomen por una loca.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Abrazos

Una cuddle party, o fiesta de abrazos, es un invento estadounidense, definido por sus organizadores como “un taller/evento social, que ofrece a personas adultas una oportunidad de dar y recibir contacto físico afectuoso no sexual, en un entorno amistoso y sin expectativas ulteriores. Los abrazos se prodigan de acuerdo con las necesidades, deseos, intereses y barreras de los participantes."

Y yo me pregunto ¿Qué les pasa a los estadounidenses que están dispuestos a pagar 30$ para pasar una tarde acurrucándose con completos desconocidos?

Para quien ande escaso de efectivo, y/o le resulte embarazoso pagar a cambio de afecto, existe Free hugs, o Abrazos Gratis. Este movimiento internacional tiene como misión -como su propio nombre indica- "regalar abrazos" a diestro y siniestro. Para constituirte miembro del mismo, simplemente tienes que ponerte en un espacio público razonablemente transitado con una pancarta que anuncie tu intención -"Doy abrazos gratis"- y rodear con tus brazos de manera afectuosa a quien se te acerque para recibir su regalo.

Pero ¿Qué hace que una persona se lance a la calle a ofrecer/solicitar abrazos de extraños? ¿Qué hace que haya personas que se acerquen a estos supuestos samaritanos para recibir una ilusión de calor humano?

Fue nominada como uno de los mejores inventos de 2006 por la revista Times. La "hug shirt" es una camiseta que simula la experiencia de ser abrazado. A través de unos sensores de bluetooth incorporados en la prenda, el portador de la camiseta recibe de sus seres queridos, vía teléfono móvil, las señales que simulan el calor, latido cardíaco y presión de un abrazo.

Dejando de lado el engorro de tener que llevar la camiseta puesta a todas horas si quieres recibir el "abrazo", al menos lo recibes de alguien a quien conoces y que te aprecia. Pero vamos, que no sé por dónde empezar a expresar mis objeciones, ni si es necesario.

Y ya por último, hace un par de días viendo la televisión, vi el spot de lo que parecía una especie de bufanda-peluche con manos en ambos extremos. El nombre del invento era Hugo, y el mensaje que lo acompañaba: “Todos necesitamos un abrazo". Me metí en Internet y averigüé que el juguetito en cuestión es parte de un proyecto solidario de Cuatro -de cara a las navidades, diría yo- y es presentado como "un original personaje que convierte la sensación de un abrazo en un objeto cotidiano al alcance de cualquiera". ¿"La sensación de un abrazo"? ¡Qué paupérrimo sustituto!

-Ya nunca vienes a visitarme -le dice la abuelita al nieto.
-¡Pero si te regalé un "Hugo" las navidades pasadas!¿Es que ya no te acuerdas?... ¡Será desagradecida!

Todo esto me produce no sé si tristeza o escalofríos.

martes, 3 de noviembre de 2009

Oxímoros y quiasmos

Yo - Mira, vamos a ver los quiasmos, que algunos molaban.
Ray-Pues los oxímoros tienen que estar también de puta madre…
Yo - No te creas... a mí me gustaron más los quiasmos. Ya verás.

La vida te da sorpresas; ¿Quién me iba a decir a mí que iba a tener esta conversación de tan altos vuelos? Hace una semana no sabía qué significaban esas palabrejas, y ahí estaba el sábado, como tuteándolas, como si fueran amigas de toda la vida. Y es que las palabras me encantan, y cuando encuentro alguna que me gusta especialmente, en seguida me la apropio y la siento a mi mesa.

Pero ahora voy a ir al grano; dejaré para otro día la digresión sobre por qué me gustan las palabras -qué tipo de palabras son mis favoritas, mis criterios para elegirlas etc. ¡La que os ha caído encima!- y os dejo, sin más dilación, en la ingeniosa a la par que fascinante compañía, de... ¡oxímoros y quiasmos! (podría ser el nombre de un grupo musical).

Oxímoros

Un oxímoron consiste en armonizar dos conceptos opuestos en una sola expresión, formando así un tercer concepto. Dado que el sentido literal de un oxímoron es contradictorio -por ejemplo, “un instante eterno"-, se fuerza al lector a buscar un sentido metafórico; en este caso, un instante que, por la intensidad de lo vivido durante el mismo, hace perder el sentido justo del tiempo.

El término oxímoron es una palabra compuesta que une oxýs; “agudo, punzante’ y morós; fofo, romo, tonto’. Por tanto, el mismo término es en sí mismo un oxímoron -¡toma ya!

No son los oxímoros exclusivos de los poetas, también a los políticos/militares les encantan; es un secreto a voces: crecimiento negativo, aceleración cero, fuerza de paz, fuego amigo, inteligencia militar... (esta última, según Groucho Marx) Los oxímoros son, en manos de esta encantadora gentuza, un recurso fundamentalmente de despiste; "¿Ha dicho crecimiento? ¡Anda, qué guay!"

Vayamos con otros ejemplos más poéticos:

«Y la caja y la alcoba, en fecundas blasfemias/Por turno nos ofrecen, como buenas hermanas/ Placeres espantosos y dulzuras horrendas» -Las flores del mal, Charles Baudelaire.

“De haber sido neutral no habría necesitado esas terapias intensivas. Pero qué voy a hacerle, soy parcial, incurablemente parcial, y aunque pueda sonar un poco extraño, totalmente parcial.“ -Soy un caso perdido, Mario Benedetti.


Quiasmos

En el Quiasmo -también llamado "paralelismo inverso"- la primera parte de una frase es equilibrada por la segunda, que la refleja en orden inverso, a fin de que la disparidad de sentidos induzca a la reflexión:

“Never let a fool kiss you or a kiss fool you“. (Nunca dejes a un tonto besarte o a un beso atontarte), Frase que da título al libro sobre quiasmos conspícuos, de Mardy Grothe .

"Your manuscript is both good and original; but the part that is good is not original, and the part that is original is not good." (Su manuscrito es bueno y original; pero la parte que es buena no es original, y la parte que es original no es buena.) Atribuido a Samuel Johnson

“Tardamos mucho tiempo en advertir sus hilos, una tensión que limitaba nuestros movimientos; que sembraba silencios de más en las palabras y palabras de más en los silencios -Castillos de cartón, Almudena Grandes.


Entonces ¿qué?¿Estáis con Ray o conmigo? ¿Cuáles molan más?

lunes, 2 de noviembre de 2009

sábado, 31 de octubre de 2009

¡Cotidianas cumple dos años!

Tal día como hoy, hace ciento ochenta y cinco posts, nacía Cotidianas. Dos años más tarde, ahí sigue, ¡que no es poco!

Para celebrarlo, igual que el año pasado, os dejo con un par de fotos de cuando los cumplí yo.
¡Ah! y feliz cumpleaños anticipado para Marcos, vástago de mi hermano Manolo -el de la foto-, que mañana cumple nada menos que trece añazos. Dios mío, cómo pasa el tiempo...

miércoles, 28 de octubre de 2009

Lo reconozco

Lo reconozco; no siempre soy alegre. No siempre soy fuerte, no siempre soy optimista. A veces me cago en la puta, y pienso que no merece la pena seguir viviendo así, y me dan ganas de rendirme, de desaparecer, de huir del mundo; hibernar con la esperanza de que cuando despierte sea otra, que me hayan cambiado la vida.

A veces siento unas ganas terribles de abandonarme, de dejar de fingir que no pasa nada, de mostrarme débil sin que me importe. De dejar de tener ese espejo delante que me obliga a mantener el tipo; dejar de hacer esfuerzos para mantenerme en pié, y agazaparme en un rincón a llorar de asco, de rabia, de desolación. Y dejar que los demás vean lo que también soy y me dé igual que sientan lástima por mí.

Y sacar fuerzas de mi debilidad sólo para escupirle al mundo, para cagarme en el optimismo, para gritar que estoy hasta la polla de todo. Y dejar de ser razonable, dejar de ser ecuánime, comprensiva, y de tan egoísta llegar a ser injusta con los demás sin que me importe tres cojones; sin ni siquiera darme cuenta.

Y dejarme de flores y de arco-iris.

martes, 27 de octubre de 2009

Would you rather... ?

Tengo un juego de mi era guiri que se llama “Would you rather…?” -en español algo así como: “¿Qué preferirías…?" El juego consiste en unas tarjetas que te presentan dilemas de lo más estrambótico, y un tablero que sabe dios dónde andará, ni falta que me importa. Jamás he jugado el juego con sus reglas, porque lo que mola es simplemente coger las tarjetas con alguien y echarse unas risas.

Básicamente existen dos categorías de preguntas; aquella en la que te dan a elegir entre dos opciones buenas –a cual mejor-, y aquella en la que te ves forzado a optar por una de dos opciones a cual peor. Estas categorías pueden a su vez pertenecer a la vertiente realista, o a la surrealista. Veamos algunos ejemplos:

Dos opciones buenas, “realista”

Have your bus always arrive as soon as you reach the bus stop or never lose your keys or your wallet?
Be able to have an orgasm on demand or give an orgasm on demand?

¿Que el autobús siempre venga en cuanto llegues a la parada, o no perder nunca las llaves o la cartera?
¿Ser capaz de tener un orgasmo siempre que quieras, o dar un orgasmo siempre que quieras?

Dos opciones malas, “realista”

Have sex twice with a 99 year old or be passionately lusted after, and constantly stalked by people over 75?
Spill red wine down your sister’s white wedding dress before she even gets to the church or pee your pants in a board meeting?

¿Tener sexo dos veces con una persona de 99 años o ser perseguido y deseado constantemente por personas de más de 75 años?
¿Derramar vino tinto en el vestido de novia de tu hermana antes de que llegue a la iglesia o mearte en los pantalones en una reunión de trabajo?

Dos opciones buenas, “surealista” (de estas hay pocas, la mayoría de las surrealistas son malas)

Be able to travel safely through space at the speed of light or be able to travel to parallel universes?

¿Poder viajar por el espacio a la velocidad de la luz o poder viajar a universos paralelos?

Dos opciones malas, “surealista”

Have all your thoughts and fantasies appear in a thought bubble above your head or fall in love with a different person every hour?
Sneeze marbles or fart confetti?
Have cheesy porn music whenever you enter a room or preface every sentence with “Scooby Dooby doo!!!"?

¿Que todos tus pensamientos y fanatasías aparezcan en un bocadillo encima de tu cabeza o enamorarte de una persona diferente cada hora?
¿Estornudar canicas o tirarte pedos de confeti?
¿Que cada vez que entres en una habitación suene música hortera de película porno o tener que empezar cada frase diciendo “Scooby Dooby doo!!!”?


Y las inclasificables:

Have sperm that talks or poos that swim? (!)
¿Que tus espermatozoides hablaran o que tus cacas nadaran?

(No me cabe la menor duda de que los que crearon las preguntas estaban bajo la influencia de alguna droga psicotrópica.)

Lo más divertido del juego, en mi experiencia, son las explicaciones y las justificaciones de los participantes al dar su respuesta… y cuando oyes a tu compañero de juego decir: "Pues… prefiero tirarme pedos de confeti." E imaginártelo.

sábado, 24 de octubre de 2009

Pareidolia vertebral

La pareidolia es un fenómeno psicológico consistente en que una imagen vaga y aleatoria es percibida como una forma reconocible. Nos pasa cuando vemos una nube y reconocemos la figura de un perro, cuando vemos una cara en una mancha de humedad...

Hace muchos años, cuando vivía en Argentina –tendría como diez años- me encontré por las llanuras de la Pampa una vértebra de vaca. En cuanto la tuve en mis manos, su forma se me reveló inmediatamente como un búho. Mis padres me animaron a pintarla, y así lo hice; una manita de pintura y dos ojos grandotes. Desde entonces habita uno de mis estantes.

Cuando hace un par de años, en la sierra de Gredos me encontré esta otra vértebra, en seguida vi en ella una máscara veneciana. Le di una mano de pintura negra, le añadí unos detallitos en dorado, y la puse junto al búho.

Mi última adquisición –por ahora- es una vértebra de zorro que me encontré hace unos días por la sierra de Madrid, en Fresnedillas. Sé que es de zorro porque seguía estando allí una de las patas traseras con su rabo inconfundible, casi momificado. En este caso también su forma fue una revelación inmediata. A ver... ¿Qué veis vosotros? (Para ayudaros la pongo en la posición "correcta")

Está claro, ¿no? ¡una cabeza de vaca! ¡Si hasta tiene los ojitos! Pintura blanca, unas manchitas negras, rosa para el morro... ¡y al estante con las otras!

viernes, 23 de octubre de 2009

¡Racistas!

A veces me gusta sacar a Flecha a pasear para que le de el aire fresco, el solete, y vea más mundo que los sesenta metros escasos de nuestra humilde morada. Para esas ocasiones especiales, ella tiene su correa con su arnés, y aunque he leído que muchos hurones se resisten a dejarse ponérselo, Flecha se deja hacer sin oponer demasiada resistencia. Entonces cogemos la puerta y nos vamos al parque de Casino; "el parque de los perros".

Siempre que salimos, inevitablemente, me acuerdo de esta viñeta de Mafalda.

(En la viñeta original, Mafalda lleva a pasear a su tortuga Burocracia.)

viernes, 16 de octubre de 2009

Poesía sugerida

Siento ansias de comer
Ansias de poder
Ansias de vivir
Ansias de-finición
Ansias de amor
Ansias de fumar
Ansias de dulce
Ansias de perfección
Ansias de amarte
Ansias de tenerte

Siento obsesión por la limpieza
Obsesión por una persona
Obsesión por la comida
Obsesión por alguien
Obsesión por el deporte
Obsesión por quedar embarazada
Obsesión por el trabajo
Obsesión por el orden
Obsesión por el peso

Siento miedo a volar
Miedo a la muerte
Miedo al compromiso
Miedo a conducir
Miedo al parto
Miedo a volar en avión
Miedo al amor
Miedo a las alturas
Miedo a la oscuridad
Miedo a la soledad

La estáis flipando, ¿eh? ¡No os aflijáis por mí en vano, oh fieles lectores! Os cuento: como lo mío no ha sido nunca la poesía, he ingeniado un sencillo método para generar versos, que aunque no me asegura unos resultados espectaculares –como se puede apreciar- me ayuda a salir del paso. Consiste en lo siguiente: meto en Google, por ejemplo “Ansias de”, y San Google se encarga del resto. Tal y como. Para los incrédulos, ahí van un par de pantallazos.

La idea, he de reconocer, me vino de El cojoscopio, una sección de un blog al que llegué ayer por azares de la red, en que utilizan el “Google suggestions" para sondear la opinión que tiene el público sobre las principales figuras políticas del país. Lo prueban con frases como "Zapatero es", "Rajoy es", "El rey de España" etc. El mejor resultado que obtienen es sin duda aquel en que teclean “La infanta Elena es” Probadlo, probadlo.

Os presento a mi gallifante...


...
¡el gallifante Elena!

(o la gallifanta Elena, como diría Cari)

¡A que vosotros no tenéis la camiseta del vuestro!

Yo sí, y la muestro ufana. Me la he hecho yo.

sábado, 10 de octubre de 2009

Comentario 32+1

Me gusta demasiado tener 32 comentarios en la entrada anterior como para meter uno ahora y que sean 33. Además los he cerrado para que haya 32 hasta el fin de los tiempos. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS a todos vosotros, que habéis hecho posible esta gran hazaña!!! ¡¡¡GALLIFANTES PARA TODOS!!!! :D Me habéis emocionao...

PD: El comentario 32 no significa nada, ¿no? No es ningún fundamentalista islámico llamando a la yihad ni nada así. Pa borrarlo, si eso.

martes, 6 de octubre de 2009

¡Aparta de mí este cáliz!

El sábado lo pasé con Cari. Cambiamos nuestras rutinas por completo; no sólo porque nuestro “día de quedar” son los domingos, sino porque además decidimos no ir al Kiebro; ¡Hasta cruzamos la Gran Vía! Estuvimos por Malasaña y Chueca, tampoco nos fuimos muy lejos, pero para mí que no estoy acostumbrada a ir de garitos fuera del barrio, no está mal.

Estuvimos toda la tarde de charlita, poniéndonos al día; ella contándome su espectacular viaje a Islandia, y yo contándole lo que se había perdido por aquí en los últimos diez días -huelga decir que lo mío era mucho más interesante. Y bueno, al final de la tarde se nos ocurrió ir a ver la última de Woody Allen.

Como nuestra comida había consistido exclusivamente en las tapas del aperitivo –muy mal- pensamos que quizás sería sensato comer algo antes del cine. Estando en un lugar del que me avergüenzo, comiéndonos unas hamburguesas rápidas antes de entrar a la sesión de las diez y cuarto, vi a un tipo con una camiseta de baloncesto con el número 32.

-Anda mira, otro 32. Ya es el tercero de la tarde, después de los dos que has dicho tú.

-¿Y qué treinta y doses he dicho yo?

-La edad de alguien…

-Ah sí, la hermana del tipo este.

-…y el precio de algo del viaje.

-… la habitación de Reykjavík. Entonces ¿También cuentan los que oyes?

-Sí, eso parece. Antes creo que no, pero ahora sí.

Y resulta que me están llegando otra vez; treinta y doses por todas partes. Hay épocas en que no soy consciente de verlos a diario, pero luego empiezo a verlos; varios al día.

Mi preocupación es que cuando los veo suele ser cuando paso por una fase chunga; es como si vinieran en mi apoyo. Y vale, la vuelta al cole no ayuda a tener el mejor de los ánimos, y esta vuelta en concreto está siendo un poco complicada, y estoy falta de energía, pero supongo que es por el otoño –Quique mismo lo ha dicho, que “estamos todos igual...”

…¿¡Entonces por qué los treinta y doses!? ¿Debería preocuparme? ¿Acaso los treinta y doses saben algo que yo desconozco? ¡Oh, Dios mío…!

lunes, 5 de octubre de 2009

Rescatadas 10

Primo Paco: Sí, empiezas a creer en las energías y se te abre el rollo koala. (de abraza-árboles )

Yo a Ray: Esa cicatriz en el hombro te ha deformado; antes eras cuasi-perfecto, ahora ni siquiera eso.

Yo: ¿Qué tengo que recordar?
Cari: Que me debes 10 pavos, hijadeputa. Si es por tu bien, para que no se te rompan un día las piernas y no sepas por qué. Que me duele más a ti que a mí. (sic)

Lucy: Dog dick’s better than no dick. (Una polla de perro es mejor que ninguna). -Lo sé. Pero yo sólo estoy reproduciendo sus palabras.

Yo: Ay, pues lo siento mucho, no voy a poder ir, estoy ocupadísima… aburriéndome.

sábado, 3 de octubre de 2009

Decoración del barrio

Espejo

¿Quién es quién?

Con la muerte en los talones

Pared ninja

Tu supermercado del sexo

Dickhead!

viernes, 2 de octubre de 2009

De niña a mujer

He estado dándome una panzada de fotos de Flecha que no se la salta un gitano; aquí en el sofá, con el portátil sobre las piernas, como hacía de pequeña con los álbumes de fotos de familia.

Viendo las imágenes de cuando la adopté con apenas unos meses me ha entrado una especie de nostalgia maternal… me ha faltado verter unas lagrimitas, ahí, viendo cómo ha cambiado... cómo se ha hecho mayor. No solo ha crecido; le miro la carita y no era la Flecha que es ahora, tres años más tarde. Además del antifaz, que de pequeña lo tenía bastante más grande y más oscuro, su expresión es distinta -supongo que es lo mismo que nos pasa a los humanos; de adultos ya no tenemos la mirada que teníamos de niños.

También había por ahí algunos vídeos que me han hecho recordar algunas cosas que hacía de pequeña; le gustaba por ejemplo subirse por la pernera de mis pantalones estando yo de pie, y llegaba trepando hasta mi cintura. O se chupaba sus propias tetillas desaforadamente, y a mí me daba mucha pena pensar que probablemente lo hacía porque la habían destetado demasiado pronto y echaba de menos a su mamá biológica.

Llegando a los últimos álbumes me he encontrado con un vídeo de un extraño comportamiento que ha empezado a mostrar en los últimos meses y con el que me tiene intrigada: me da series de mordisquitos muy pequeñitos y no para; se la ve tan afanada... Mientras lo hace yo la miro perpleja preguntándome ¿Por qué? ¿Qué programación tiene en sus genes que le lleva a hacer eso? Quizás esté “desparasitándome” o algo así… todo un enigma.

En fin, que como hace ya mucho que no pongo un vídeo de Flecha, aquí van dos, para compartir con vosotros su cambio, de niña a mujer...


lunes, 28 de septiembre de 2009

El practicante

Creo que ahora las cosas han cambiado, pero cuando yo era pequeña, si tu madre te llevaba al médico con cualquier dolencia, tenías todas las papeletas de salir de allí con una receta para el practicante.

El practicante de mi barrio estaba a pocos minutos de mi casa; era una especie de clínica en un local como el de las tiendas, que consistía en una sala de espera y un cuartito detrás de una puerta, donde te ponían la inyección. Cuando mi madre me llevaba al practicante yo iba andando de su mano; indefensa, atemorizada, llorando, casi arrastrando los pies, como si me llevaran al matadero y no pudiera hacer nada por evitarlo.


En la sala de espera había una energía espeluznante; la enfermera iba diciendo los nombres de los reos y en seguida sabías quién era el niño nombrado, porque prorrumpía en un terrible llanto y empezaba a patalear desesperadamente, intentando resistirse mientras era arrastrado por su madre hacia el patíbulo. Se cerraba la puerta y el llanto se amortiguaba apenas; luego oías la palmadita del médico, el berrido final, y a la madre intentando tranquilizar a la criatura: “Ya está, ya pasó…” Momentos después se abría la puerta y veías salir al niño hipando; humillado y dolorido.

Durante todo el proceso tú estabas fuera siendo testigo de aquella escalofriante escena, que se repetía una y otra vez, sabiendo que pronto te iba a tocar a ti. Cuando la enfermera salía y decía tu nombre, te entraba el pánico más absoluto, y pataleabas, y gritabas “¡¡¡Noooooo…!!!” pero sabías que no había escapatoria. Lo curioso es que no intentabas irte cuando estabas esperando en la sala, que hubiera sido lo más inteligente, pero éramos pobres ovejitas indefensas.

Me contaba Ray que en su pueblo el practicante hacía visitas a domicilio, y que cuando llegaba a su casa él huía despavorido hacia su habitación, y se metía debajo de la cama: “Y odiaba a muerte a mis hermanos porque me sacaban de mi refugio y me llevaban a rastras a que me pusieran la inyección, y yo bramaba y pataleaba hasta el último momento. Era más doloroso el terror de lo que te iba a pasar y la traición de tu propia familia que la inyección en sí.”

La traición. Después de varias veces de llevarme mi madre al practicante, supongo que mis padres pensaron que era una buena idea ahorrarse y ahorrarme el suplicio del paseillo al matadero, así que mi padre empezó a ponerme las inyecciones él mismo -había aprendido a ponerlas porque su madre las necesitaba a diario. Pero era terrible que las personas en quienes tú confiabas y que decían quererte, tus propios progenitores, te cogieran desprevenida en tu habitación cuando estabas jugando despreocupadamente y te inmovilizaran para someterte a semejante abuso de poder. Aún recuerdo la sensación de indefensión tan grande que sentía.

Al día siguiente en el colegio, el dolor de la inyección en tu tiernita nalga te recordaba a cada instante la traumática experiencia por la que te habían hecho pasar.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Cuestión de confianza

Anoche me llamó un amigo por teléfono para ponerme al día de sus cuitas amorosas; su pareja y madre de su hija de un año le dejó antes del verano tras algunos meses de malos rollos que se vieron culminados con una acusación infundada de que él estaba teniendo un affair por ahí. Después de varias sesiones yendo ambos a un psicólogo para intentar salvar la relación, ella hizo las maletas y se largó con la niña.

Él se quedó hecho polvo, pero pocos días después de que ella se fuera, se saltó el duelo a la torera y se lió con una chica con la que comenzó una idílica luna de miel. Esta chica le gustaba de verdad y él no es de los que se conforman con un rollito frívolo, así que un día, aprovechando que ella estaba en la ducha, decidió darle un repaso a su móvil –mensajes recibidos y enviados, llamadas…- para, en sus propias palabras, ver con quién estaba. Al no encontrar nada escabroso y para ir con la verdad por delante, le confesó su pecadillo a su nueva pareja, que le absolvió sin darle demasiada importancia al espionaje.

Llevaba apenas un par de semanas ella instalada en su casa cuando la ex decidió pasarse por allí cuando no había nadie, para ver si en efecto él estaba teniendo una aventura -entrando con las llaves que aún conservaba. Encontró pelos rubios en la cama, bragas en el cesto de la ropa sucia y fotos de una rubia desnuda en el ordenador. Por supuesto no sirvió de nada que mi colega le jurara y perjurara que la relación había empezado después de que ella le dejara.

Pero aquí no se salva nadie, porque tras unos meses de relación, a “la nueva” le empezó a rondar la sospecha de que mi colega seguía enamorado de su ex y estaba esperando la ocasión de volver con ella, y qué mejor forma de descubrir la verdad que meterse en el ordenador de él y leer el correo intercambiado entre su rival y mi colega, y los mensajes del móvil. No encontró nada que confirmara sus temores, y confesó su momento de debilidad, recibiendo inmediata absolución.

Para que esto no se convierta en un culebrón resumiré mucho; la ex le ha pedido volver, y aunque él está enamoradísimo de la nueva, la otra es la madre de su hija, el deber le llama etc. y él ha decidido darse un tiempo alejado de las dos mujeres para poder reflexionar.

Las últimas noticias que me trajo ayer, son que ha estado recientemente cotilleando el ordenador de la madre de su hija –no sé cuándo ha encontrado el momento de hacerlo- y en él ha descubierto con asombro una carpeta con su nombre –de él. Al abrirlo ha encontrado lo que parecía su ficha policial; diferentes carpetas nombradas Emails, Facebook, Documentos, etc., donde ella había ido recopilando toda la información personal había ido sacado del ordenador de mi colega en sus últimos meses de convivencia.

-Pero tío, yo alucino.

-Ya, y lo malo es que cuando lo haces y encuentras algo te lo tienes que tragar, no le puedes decir ni mu, porque si hablas es como decir “vamos a tirar de la manta", y empieza a salir toda la mierda; “Y tú has hecho tal…” “Y tú cual…”


-Pero es que me cuesta creer que este espionaje esté tan generalizado; tú lo haces, ella lo hace, la otra lo hace…

-Nosotros lo hacemos, vosotros lo hacéis…

-No tío, yo en doce años que estuve con Guy ni se me ocurrió mirar su móvil o su cuenta de correo. No es que me tuviera que contener; es que ni se me pasó por la cabeza.

-Pues si lo hubieras hecho a lo mejor no te hubieras llevado sorpresas luego.

O sea, que la conclusión es que yo soy gilipollas. Así está el patio.

domingo, 20 de septiembre de 2009

viernes, 18 de septiembre de 2009

Rescatadas del olvido 9

Antonia: Bueno, yo me visto
Pacopepe: Pues si yo me (he) visto no te acuerdo.

¡Tanto los filósofos preguntándose por la esencia…! ¡Deja la esencia, puto ocioso de mierda! ¡¡Vivan las magdalenas!! –Cari. Aclaro que las magdalenas no venían a cuento.

Niña de cinco años: ¿Qué es un conquistador?
Cristina: Es un hombre que llega donde no hay nadie, y los conquista.

Yo: ¡Ah, si tengo cosas guarras de comer!
Ray: ¿Que quieres hacer qué?

Quique a Cari, después de hacerle una foto: ¡Ay qué cara, Caridad; la voy a borrar por vergüenza ajena!

Iñaki en un concierto de Natacha Atlas: “Esta fijo que es de las que se salen de la ducha para mear.”

jueves, 17 de septiembre de 2009

Para siempre es mucho

Lo que hoy me gusta, quién sabe si mañana seguirá gustándome. Un ejemplo fácil; la ropa. Después de algunas temporadas poniéndome una prenda, con frecuencia acaba por aburrirme, por resultarme anodina. Entonces me sorprende recordar que cuando me la compré quería ponérmela todos los días; si quedaba con tres grupos distintos de personas tres días sucesivos, tres días sucesivos que me ponía el jersey, o el pantalón nuevo. Y esos mismos pantalones, los estoy mirando cuatro años más tarde, cavilando a quién se los puedo colocar, porque ya no me los pongo.

Por esta misma razón espero tener la sensatez de no hacerme nunca un tatuaje. Un compromiso de por vida es demasiado para mí; sé cuán mudable soy y me agobio sólo de pensar en vérmelo ahí pegado día tras día, año tras año, después de que haya dejado de hacerme gracia.

Eso no significa que los tatuajes me disgusten per se. Recuerdo a mis veinticinco un viaje que hicimos Ana y yo en coche por Andalucía; estábamos un día en la playita, ociosas, y se me ocurrió entretenerme pintándome un tatuaje en el hombro con un pilot negro -probablemente un ancla o algo por el estilo. Cuando acabé con el mío seguí con Ana, que se dejó hacer sin rechistar, entre otras cosas porque le encantaban las cosquillitas del boli en la piel: “Házmelo más grande; que me ocupe toda la espalda….” (bueno, eso me lo acabo de inventar). Al día siguiente otra vez en la playa, acabamos de borrarnos los rastros de los dibujitos del día anterior y nos montamos otra sesión de tatuajes -y así prácticamente todos los días que quedaban. Y es que ciertamente molaban mucho las cosquillitas cuando te estaban dibujando, pero además molaba llevarlos luego; era un poco chorra, pero molaba.

Hace unos cuantos veranos empezaron a salir “tatuajes” en las bolsas de pipas, kikos y demás. El primero que llegó a mis manos fue uno de esos tribales, y era el concepto revisado de las calcomanías de cuando era pequeña… ¡cómo me gustaban a mí aquellas calcomanías! Venían con los chicles, creo recordar. Te las ponías contra la piel y les echabas agua un rato hasta que el papelito se deslizaba casi solo, y voilà. Si no había agua le echabas babas. Con tal arrebato de nostalgia no me pude resistir y me lo pegué sin dilación en mis carnes morenas.

Desde entonces, como los señores de las pipas han debido de decidir que los calco-tatuajes son un buen gancho para vender más bolsas, cuando llega el verano me empiezan a llegar; no siempre me tocan a mí; a veces me los da alguien que sabe que me los pongo, otras me los encuentro tirados por la calle....

Según el tatuaje hay que elegir la parte del cuerpo donde más va: el omóplato, el tobillo, el ombligo… Y hay una ley: si llega a mis manos un tatuaje que no mola, porque tiene purpurina, o es muy cursi o una horterada –como los de los nombres de los “wrestlers”, por ejemplo- no hay opción; la ley es inflexible y hay que ponérselo. A veces hay suerte, y puesto no queda tan mal, o hasta queda bien. Si no hay suerte, hay que joderse y llevarlo con dignidad, frotar sin querer un poquito en la ducha… y sobre todo, dar gracias de que no sea permanente.




miércoles, 16 de septiembre de 2009

The return

“En vez de esforzarte en escribir, procura no escribir. Recorre el mundo, hazte pirata, rey de Borneo o trabajador en la Rusia soviética, lleva una vida en la cual ocupe la mayor parte de tu energía la satisfacción de las necesidades físicas elementales… Después de algún año, el ex-intelectual descubrirá que a pesar de sus esfuerzos no puede seguir sin escribir, y cuando ese momento llegue, ya no le parecerá fútil lo que escriba.” Bertrand Russell

Como yo nunca he sido intelectual, lo que se dice intelectual –aunque tampoco he llegado a estropear un libro por leerlo- un par de semanitas desenganchada de las letras me han bastado para volver con ánimos renovados, a escribir, eso sí, futilidades -¡y a mucha honra!

Huelga decir que en tan poco tiempo, ni recorrer el mundo, ni hacerme pirata ni reina de ningún lado más que si acaso de mi propia casa, porque de Madrid no me he movido, pero sí he podido descansar un poco de esa vocecita que salta varias veces al día -“eso lo podía contar en el blog”- y que últimamente me estaba reprochando que llevaba más de una semana sin meter ninguna entrada, ni ganas que tenía.

Me gusta tener un blog porque me estimula a escribir con más regularidad -y no puedo negar que es un bálsamo para mi agradecido ego ver que hay gente que entra a leerme porque les gusta lo que escribo- pero me he dado cuenta en estos días de que cuando no compartía mis escritos era más fácil todo, porque escribía cuando sentía que quería hacerlo, y cuando lo hacía no me tenía que plantear si lo que contaba era demasiado fútil, o si era de interés general o una paja demasiado grande, y ahora sí. Es como estar en un bar y tener delante un gran espejo donde te estás viendo y mirando constantemente; ya no te comportas con la misma despreocupación y la misma naturalidad.

En estos días, sin embargo, esa vocecita que me dice varias veces al día “eso lo podía escribir…” ha seguido ahí; ni ha desaparecido ni creo que vaya a desaparecer fácilmente –porque la verdad es que tampoco estoy segura de que quiera que desaparezca. Así que aquí estoy de vuelta, antes de lo que yo misma pensaba, para continuar contando mis fútiles, a la par que divertentes, historias cotidianas.