domingo, 31 de enero de 2010

Filosofía de barrio

Las paredes de un barrio son como páginas de un libro que nos habla de las gentes que viven en él.

(Y parecía que iba de buen rollo... )

Por aquí pasó un fan de "Amanece que no es poco":
(Uno que no sabía deletrear Dostoyevski)

miércoles, 27 de enero de 2010

Rambla

Pacopepe y yo estábamos en el Salón del Cómic, en Barcelona. Después de un par de horas pululando por allí, viendo frikis disfrazados de personajes japoneses, tipos gordos tallando modelos de monstruos extraños con increíble habilidad, grafiteros en acción y algunas atracciones más por el estilo, pensé que había tenido suficiente, le dejé a él disfrutando de sus cosas a su rollito y me fui a patear las calles de Barna.

Paseando por Las Ramblas la vi allí, en un puesto, junto con su camada de hermanos huroncitos. Llevaba tiempo contemplando la posibilidad de adoptar un hurón, pero aún no me había decidido a hacerlo. Al verla no me pude resistir; llamé a Pacopepe y le pregunté si le importaría que la pillara, -teníamos que volver a Madrid con ella en su coche, y no sabía si él tendría alguna objeción. Para mi gran dicha no opuso resistencia, así que la pillé –aunque me dio muchísima pena separarla de sus hermanitos- y pillé también una jaula grande, que conseguimos meter en el hotel de extranjis. Al día siguiente emprendimos el camino de vuelta a Madrid, y así fue como Rambla, mi primera huroncita, llegó a mi vida. (Me acabo de acordar mientras escribía esto, de que Pacopepe, supongo que para tocar un poco los cojoncillos, insistía en que debería llamarla Montse, y aunque desestimé su propuesta una y mil veces, y su nombre oficial era Rambla, cuando él me preguntaba por ella lo hacía por ese nombre. Pa' joder, vaya.)

Con Rambla aprendí lo que era un hurón. Supongo que antes de ella pensaba que los hurones eran poco más que hamsters grandes. Recuerdo una vez, al principio de tenerla, que la vi empujando algo que había encima de la mesa del salón, aparentemente con la intención de tirarlo al suelo, y me sorprendió que tuviera “inteligencia” para hacer ese tipo de cosas. Eso no fue más que el comienzo de mis pasmos, claro.

Rambla era muy, muy lista. La muy jodía aprendió a abrir la nevera tumbándose boca arriba, y “rascando” la puerta hacia fuera, hasta que conseguía abrirla. Adquirió una gran pericia y afición a hacerlo, y con demasiada frecuencia me encontraba la nevera abierta y a ella dentro, gulusmeando. Hasta el día que acabé con sus incursiones comprando un seguro para la nevera, de estos para niños; qué penita daba verla intentando abrirla toda afanada, y yo sabiendo que sus esfuerzos eran en vano.

No sé si es que Rambla era muy lista o que Flecha es un poco tonta la pobre, o ambas cosas, pero Rambla aprendió en seguida a ir al baño en su sitio y nunca se “despistaba”. Le gustaba dormir en la cesta de la ropa sucia en mi habitación, así que cuando se despertaba, trepaba hasta el borde de la cesta, saltaba al suelo, iba al baño, plim, plim, plim… y si la puerta estaba cerrada la rascaba y se quedaba esperando a que yo se la abriera.

Una mañana de julio, después de salir de la ducha, Rambla no aparecía por la casa. Normalmente me esperaba al lado de la bañera, porque le gustaba lamerme las gotitas de agua de las piernas, y me extrañó que no estuviera ahí. Mientras me iba vistiendo para ir a currar me extrañaba cada vez más que no anduviera zascandileando por la casa. Luché contra la sospecha de que hubiera saltado por la ventana que había dejado abierta, hasta que la realidad se impuso; efectivamente había saltado -desde un tercer piso. Sobrevivió. Una super-hurona.

La historia del intento de suicidio fallido tenía enjundia, y en seguida me di cuenta de que probablemente iba a tener que contarla muchas veces. Entonces me acordé de Pacopepe, de cierta ocasión en que tuvo un accidente con la moto y se fracturó una costilla y la clavícula creo recordar, y estuvo una temporada convaleciente en casa. Cuando llegamos a hacerle una visita nos extendió unos folios: “Así fue” -nos dijo. El tío había dibujado un cómic de cómo había sido el accidente, para no tener que contarlo mil veces. A medida que iban llegando los colegas, antes de que le preguntaran cómo había sido les endosaba los folios.

Así fue cómo decidí escribir la historia, y así fue cómo parí -sin ser consciente de ello- mi primera historia Cotidiana.

jueves, 21 de enero de 2010

Rescatadas 13

Primo Paco: Sí, bueno, no estoy muy bien…
Colega: Oye, dime dónde vives, que voy a verte ahora mismo.
PP: Vivo en la calle volver a empezar...
Colega: Joder, sí que estás mal...
PP: No; que vivo en la calle Volver a empezar, número 3

Chiste de Cari: ¿Qué es para un tío, una tía que no se lava sus partes?
Su peor pescadilla.

Me duele la cabeza de tanto pensar… ¡Soy de esos! ¡¡¡Soy de esos!!!… -Quique

Yo a mi sobrina Elia, 4 años: ¿Quieres que ponga otra vez los villancicos? (...) Dí; ¿Sí o no?
Elia: Sí o no.

Hay quienes piensan que “Feliz Navidad” es un oximoron.- Yo

Escuchando a Javier Corcobado:
Me arrepieeento de habeeer nacidooo, de nooo poder moriiiirr...

Pili: Jo, qué bonito...

... soy una infeccióoon...

Pili: ¡Es que dan ganas de abrazarle!
(Por si cabe alguna duda, no estaba siendo irónica)

lunes, 18 de enero de 2010

Cotidianas, los orígenes. ¡Post 200!

Desde más o menos los 16 años he tenido siempre un cuaderno. En él, además de recoger citas de los libros que leía, me desahogaba contando mis cuitas y registraba mis rumiaciones o mis ideas. Conservo todos esos cuadernos, y considero un gran privilegio y un tremendo tesoro tener esa ventana a la que de vez en cuando poder asomarme a la persona que fui.

Por alguna razón durante casi todo el tiempo que estuve con Guy -y fueron más de diez años- no escribí; tengo un cuaderno que dejé en noviembre de 1991 y que no retomé hasta septiembre de 2001!

Hace casi cinco años, cuando Pacopepe y yo estábamos sufriendo la resaca de nuestras respectivas separaciones y recuperando el contacto que habíamos perdido un poco entre nosotros, un día -no sé cómo ni por qué- me propuso un juego: Buscaríamos una palabra al azar en el diccionario, y con esa palabra él dibujaría algo y yo escribiría algo. Tendríamos un mes de plazo, tras el cual nos enviaríamos nuestras respectivas creaciones por correo ordinario -para hacerlo más especial.

El primer mes la palabra fue anteporta: Hoja que precede a la portada de un libro, y en la cual ordinariamente no se pone más que el título de la obra. Esta fue la creación de Pacopepe:

Y esta la mía:



Después hubo otras –aunque no muchas, a decir verdad- pero yo ya le estaba volviendo a coger el gusto a eso de escribir.

PD: Pongo el texto para descargar porque tengo pensado publicar aquí algunos otros relatos que escribí antes de empezar Cotidianas. Este es solo un folio, pero los demás, debido a su extensión (tres o cuatro folios) no me parece que encajen en el formato blog; así que quien quiera podrá descargarlos y leerlos cuando guste.

jueves, 14 de enero de 2010

Aniversarios

Me gusta haber nacido en el 70, porque así, al ser un número redondo, no tengo que echar cuentas para saber cuántos años tenía yo en el 86, por poner un ejemplo. Aunque como los cumplo en junio, hay ahí seis meses en que me auto-acuso de haber cumplido, cuando aún me queda medio año... pero no me quejo.

Porque además mi aniversario de casa... eso sí que mola, porque ella y yo empezamos nuestra "convivencia" en el año 2000; en enero. ¿Cuántos años cumplimos, pues? ¡Diez añazos, sí señor! Precisamente hoy.

Y para el que no se lo crea, ahí tiene el recibo del cajero; ¡Ya sabía yo que lo necesitaría algún día!

PD (15/1/10) : Ya sé que esto es trampa y no se debería hacer, pero ayer no tuve tiempo de añadir estas imágenes del antes y el después, y me permito hacerlo ahora, porque quiero, y puedo.

En las del "antes" del salón, ya habíamos hecho algo de transformación, pero en el baño no -y se nota.

miércoles, 13 de enero de 2010

Re-enviando Forwards

Muy rara vez re-envio mails -tipo presentación de power point, chistes, solicitudes de firmas etc. Por eso cuando mis allegados reciben un forward mío lo abren con interés, porque saben que va a ser bueno. Mantener esta reputación que me he granjeado entraña no poco esfuerzo y constancia; a veces me llega un mail aceptable, de 6.5 ó 7, y dudo "¿Estará este mail a la altura?" "Si estuviera a la altura, no te lo preguntarías"- me respondo. Y se queda en el buzón. Por supuesto cuando me decido a re-enviar algo, nunca lo hago antes de "limpiarlo" de direcciones, de quitarle el "Fw: Rv: Rv: Re: RV:" del asunto, y de añadirle un pequeño texto introductorio personalizado. Es lo menos.

Afortunadamente no suelo recibir muchos de estos forwards; sólo mi hermano Carlos es re-enviante asiduo, y raro es el día en que no me llega al menos un mail suyo. Para exonerarle de culpa ante quien pudiera tildarle de pesao, veo justo apuntar que en cierta ocasión me preguntó si me molestaba, y la verdad es que no; no me molesta porque él es el único que lo hace de forma tan constante, así que le di mi beneplácito para que siguiera haciéndolo. Algunas veces los forwards son mejores, otras peores... pero me entretienen. Y de vez en cuando llega alguno que merece la pena realmente.

Hace un par de días me mandó esta viñeta de Forges. No sé por qué me encantó, pero dudé si re-enviarla o no. Dudé porque no sabía por qué me gustaba, no sabía por qué me parecía graciosa. Al final la re-envié con el siguiente texto: "Si a vosotros también os hace gracia, a ver si sois más lúcidos que yo y sabéis por qué."

Cada vez que la leo no puedo evitar pensar con cierto desdén: "Eso, ¡que se callen! Es que mira que son cansinos, qué pereza me dan ya..." No sé quienes, pero eso es lo de menos; yo empatizo mogollón.

viernes, 8 de enero de 2010

Fenómenos astronómicos en Nochevieja

Llevo ya varios años con la ilusión de pasar la Nochevieja en medio del monte, con una tienda de campaña y dos manojos de uvas, y tomarlas a la luz de las estrellas, en el silencio de la noche campestre. Ha habido algún amago de llevarlo a cabo, pero al final por una razón o por otra nunca se ha llegado a materializar.

Así que cuando Pili nos invitó a Cari, a Pizarro y a mí a pasar la Nochevieja en su casita en la sierra de Madrid, yo en seguida me emocioné: “¡Y podemos salir a tomar las uvas en la intemperie, en el campito, y ver las estrellas… Bueno, las estrellas no se van a ver muy bien, porque hay luna llena, pero da igual...” Como ellos también son un poco comeflores, secundaron la moción sin oponer ninguna resistencia, sino más bien todo lo contrario.

El caso es que allí estábamos todos, en Guadarrama, en el salón de Ca’Pili, con las nueces, los pistachitos… Ya teníamos la cena más o menos bajo control, y aún nos faltaban unas horas antes de las uvas. Cari y yo nos salimos a la terraza para fumarnos un cigarrín.

-Mira qué bonita está la luna –dijo Cari-. Ay, pero ya no está llena; está un poco menguante.
-Eso es muy raro… la luna no mengua así; es como si le faltara un bocado

-¿Cómo que le falta un bocado?
-Que sí, que no está normal, que no es así cuando está menguando.

-Ya, vale, ¿entonces qué crees tú que ha pasado?
–Me inquirió capciosamente
-No sé, eso parece un eclipse o algo así...
-Sí claro, un eclipse… ¡que no tía, que está menguante y ya está!


No logré convencerla, y cuando nos acabamos nuestros respectivos cigarritos, nos metimos al salón, a calentarnos las manos delante de la chimenea y a seguir diciendo paridas -con Pizarro no nos faltaba inspiración.

Cuando salimos a fumarnos el siguiente cigarro, la luna ya se había desplazado un buen trecho hacia la derecha…

-¡Anda mira! –dijo Cari- Ahora está llena del todo…
-¿Ves tía? ¡Te lo dije! Tenía que ser un eclipse, o algo así.

-Pues sí, tenías razón. Y claro, seguro que lo han dicho en la tele, pero como yo últimamente no la veo, pues ni idea.


Al volver a casa al día siguiente estuve indagando y así me enteré de que no sólo había sido un eclipse, sino que había sido un eclipse sobre una luna azul -que es como se llama a la segunda luna llena del mes. ¡Un eclipse de luna azul en Noche vieja! Molaaa…

Y estos son algunos datos divertentes de los que nos hemos enterado:
Que una luna azul coincida con fin de año pasa aproximadamente cada 19 años. La anterior fue en 1990, y la próxima no será hasta 2028.

Pero una luna azul parcialmente eclipsada, y en Noche vieja, no se veía desde 1694, ¡y no se volverá a ver hasta 2400! –si es que queda alguien para verlo.