viernes, 27 de enero de 2012

Mi barrio habla

Mi barrio habla; habla a través de sus paredes, habla a través de pancartas y carteles colgados de sus balcones.

A veces filosofa,   


a veces expresa su humor,

a veces se pone poético,

a veces reivindica,




a veces expresa su rabia...

Y siempre defiende su derecho a la alegría.


miércoles, 25 de enero de 2012

Juego de guantes -segunda parte.

Hace ya casi dos meses que recogí aquel primer guante, emprendiendo así mi fascinante investigación; ¿Cuántos guantes podría encontrar tirados en la calle, extraviados por su atolondrado propietario, a lo largo de la temporada otoño-invierno?

Muchas fueron las incógnitas relacionadas que me surgieron en su momento, y que desde entonces van resolviéndose. Aunque mi proyecto aún está a medio camino, os dejo con las respuestas con que cuento a día de hoy:


¿Qué colores me encontraré? ¿Serán negros en su mayoría?
En una gran proporción, los guantes hallados hasta ahora han sido efectivamente negros; de dieciocho en total, la mitad lo son. Tres azul marino, tres grises, dos marrones y uno -el primero- aguamarina.

¿De qué materiales? ¿Alguno de cuero, por ejemplo?
De hecho sí, ha habido tres guantes de cuero, y uno mitad cuero y mitad punto. Tres de forro polar, uno de un material indefinible (¿isotoner?) y el resto –diez y medio, digamos- de punto.

¿Encontraré alguno de niño pequeño?
Por el momento no; parece que las mamás están pendientes de sus retoños a tope -¡seguid así, campeonas!

¿Alguna manopla, quizás?
Nop

¿Algún mitón?
Tampoco –por ahora.

¿Serán mayoritariamente guantes derechos o izquierdos?
Ahí el tema no podía estar más igualado –literalmente; Ocho derechos, ocho izquierdos, y dos ambidiestros.

¿Encontraré tal vez dos guantes solitarios que puedan formar una pareja funcional?
A pesar de que hasta ahora no he encontrado dos guantes que haya podido a posteriori emparejar satisfactoriamente, sí que he encontrado tres pares que se habían extraviado juntos. ¡Uno de ellos de Tommy Hilfiger! (se venden).


Como anécdota de estos primeros meses, permitidme compartir con vosotros el sentimiento de culpa que en un par de ocasiones me he llevado junto con el guante recogido, ya que un alma filantrópica lo había depositado cuidadosamente en un lugar visible para facilitar que su dueño lo recuperara de pasar de nuevo por allí, y me lo llevé yo. En ambas ocasiones eran, además, guantes bastante chulos... pero qué iba a hacer, me debo a mi proyecto... no supe resistirme.


A los hermanos gemelos de estos guantes, separados ya para siempre de su especular imagen, pido mis más sinceras disculpas por ser yo quien en última instancia imposibilitó el feliz reencuentro; espero que ellos y sus progenitores sepan comprender y perdonar.

miércoles, 18 de enero de 2012

¡Manda pezones!

No es que entienda muy bien ese afán de ocultar los pezones que parece imperar hoy en día, evitando a toda costa se marquen a través de la ropa -bien con sujetadores acolchados o más directamente con artilugios tan ortopédicos como unos tapapezones de silicona que no hace mucho vi en women'secret- pero ya lo había asumido; marcar pezón es de mal gusto y las niñas buenas no lo hacen. 

Por eso no daba crédito cuando el domingo pasado, paseando por El Rastro vi la siguiente imagen en un puesto de “la plaza de los gitanos” ¿¿Comorrr?? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿¿No habíamos quedado en que había que disimularlos?? 


En fin; está claro que el mundo de la moda nunca dejará de anonadarme.

lunes, 16 de enero de 2012

Un compañero calentito y aromático

(continuación del post No lo tiro, no lo tires

Sabéis quienes me conocéis que a la hora de elaborar un trabajo manual no suelo conformarme con la mera funcionalidad, sino que hay dos cosas que me pirran; el reciclaje y el diseño curiosón. Así que estaba claro que mi saquito térmico no iba a tener la clásica forma rectangular sin más ni más; eso quedó más que descartado desde el principio. Lo que no sospechaba ni yo misma era que acabaría tan contenta con el resultado final.

Pero vayamos por partes.

Antes de abordar el diseño de mi super saquito comencé por elegir el material –quería muy preferiblemente algo que ya tuviera en casa, por aquello del reciclaje... y no menos porque quería ponerme manos a la obra YA. En principio eché un vistazo a los retales que guardo de labores pretéritas; viéndolos barajé la posibilidad de utilizar peluche de cebra o vaca... pero aún tengo en el salón los cojines de estos materiales que me hice hará un año y no quería redundar. Quizás podría si no utilizar la felpa de unos trapos de cocina que no uso por no combinar bien con los colores de la estancia en cuestión; no era mala idea... pero se veían algo ajados. ¿Quizás alguna camiseta vieja? Mmm, no me acababa de convencer; la tela se me antojaba demasiado fina.

Todo esto lo iba barruntando mientras husmeaba ávida por armarios, cajones, cajoneras… hasta que de repente tuve la solución ante mis ojos; unos pantalones de chándal de corte ya obsoleto, de un cálido color naranja teja que haría las funciones a las mil maravillas. Y para los detalles -ya tenía una idea aproximada del diseño- unos retales tipo fieltro en blanco y teja oscuro.
Un rectángulo, un corazón, un círculo, unas ondas… Después de algunas combinaciones de elementos en las que las piezas parecían no acababar de encajar, di con la conjunción perfecta.

¡Voila! Ya solo era cuestión de coser y cantar -y rellenar.

He de confesar que con el tema del relleno creo que patiné un poco -no todo iba a ser darme pote. Quise añadir un toque de lavanda al delicioso olor dulce y avainillado que tenía la mezcla de semillas primigenia –porque me encanta el olor a lavanda y además tenía un ramito que había cogido hace tiempo y que ya se había secado- pero me temo que la lavanda ha eclipsado completamente los sutiles matices del clavo, canela y demás, para imponerse sin miramientos. En fin, como ya he dicho, me gusta el olor a lavanda, así que una tragedia tampoco es.

Después de unas cuantas horas de entretenida elaboración, os presento satisfecha el resultado final:

Por último, estaba claro que mi pequeño monstruito necesitaba un nombre, qué menos; a ver -pensé- está rellenito de semillas, seeds en inglés… Podría ser Seedy... ¡¡Haaaalaa!! -exclamé sorprendida por del doble significado,* que añadía al nombre una nueva dimensión- ¡¡qué guaaayyy!!  O mejor aún; ¡Seedy Sid**! 

Como véis, Seedy Sid y Flecha han hecho buenas migas.

*seedy adj fam  1.(persona) pachucho, -a  2. (apariencia) desaseado,-a  3. (sitio) cutre, sórdido,-a
** Sid, además de por la pretendida aliteración, por  Sid Vicious -bajo de Sex Pistols- bastante seedy en sí mismo.

Entiendo que explicar el nombre es como explicar un chiste, pero todo sea en aras de la claridad.

sábado, 14 de enero de 2012

No lo tiro, no lo tires

Parece que en estos últimos años estoy empezado una nueva tradición; en las vacaciones de navidades doy un repaso a las cosas que tengo en casa que no utilizo y no tiene pinta que vaya a utilizar, y les busco un nuevo hogar. Este año por ejemplo además de devolver un titipuchal de lápices y bolígrafos al gran estuche cósmico, he reubicado un neceser de viaje, una plancha para el pelo, un par de zapatos nuevitos-nuevitos, y una televisión de pantalla plana que me regaló Paul sin cable, el cual me ha sido imposible encontrar (espero Paul que apruebes mi decisión)

¿Que cómo me deshago de estas cosas? A través de una fantástica página de la que ya he hablado por aquí en alguna ocasión, Nolotiro, que pone en contacto a personas con carencias, con personas con excedencias –en este caso yo.

En los años que llevo de usuaria de Nolotiro, lo cierto es que solo he hecho uso de ella para colocar mis corotos, pero este año... algo ha cambiado. Mirando un día por curiosidad lo que la gente regalaba vi que alguien ofrecía unas zapatillas de andar por casa térmicas, que según explicaba el anuncio, llevaban unos saquitos en las suelas de esos llenas de semillas que se meten en el microondas y se calientan, y encima huelen requetebién. Llevaba mucho tiempo queriendo hacerme con un saquito térmico de esos, pero básicamente me parecían una estafa por el precio desmesurado que suelen tener, y había pensado averiguar qué semillas llevaban y fabricarme yo misma uno con estas manitas. Tener ya la materia prima me facilitaba mucho las cosas, así que me puse en contacto con la dadora, y el domingo pasado quedé con ella en Tirso de Molina y se realizó la entrega.
Lo cierto es que no estaba segura de si tal y como, de zapatillas, el tema saquito térmico sería de mi agrado, pero al ponérmelas por primera vez se aclararon mis dudas definitivamente y entendí por qué su anterior propietaria había decidido pasarlas a quien le pudieran interesar. Las zapatillas no eran nada cómodas; no solo no se podía andar con ellas puestas, sino que además no se adaptaban nada bien al pie, de modo que decidí desguazarlas inmisericordemente, reutilizar las preciadas semillitas (que básicamente parecían arroz, clavos de olor y lo que podría ser a juzgar por el olor, pequeños pedacitos de vainilla) y fabricarme mi propio home made saquito térmico. 

/continuará.../

jueves, 5 de enero de 2012

Últimas rescatadas del 2011

Mucha gente se siente muy confusa cuando una frase no termina como ellos patata. -Anónimo Jocundo.

Mi hermano Manolo le hace la competencia a Cari inventándose chistes. Les falta a los suyos la distinción e indudable glamur de los de Cari, pero hay que reconocerles su mérito igualmente; he aquí una muestra:
Esto son los pollos solteros del corral que le dicen al gallo "Vente, gallo, que esta noche nos vamos de patas!" Y él contesta asustado "No puedo, que me pica la polla"

Interacción entre mi padre y Jara, mi sobrina de 8 años, recién levantada y con los ojos aún pegados:

Mi padre: (...) Venga, que os conozco...
Jara: No nos conoces. Solo conoces una parte de nuestro yin-yang.
Mi padre: wtf?????

Cari "felicitándome" el nuevo año, 2012: ¡Hala; que el año que empieza sea un año entero...!