jueves, 29 de enero de 2009

Sopa de poettas

No podía dar crédito cuando, a punto de acabarme un plato de sopa que mi madre me había dado amorosamente en un taper, vi cómo las letras se iban colocando ante mis ojos para formar palabras, que después se iban ordenando por sí solas para acabar formando un verso de Lorca. ¡¿Cómo podía estar sucediendo aquello? ¿Acaso mis ojos me estaban jugando una mala pasada? Decidí ignorarlo, y de una última cucharada eliminé toda evidencia de lo que acababa de presenciar, jurándome a mi misma no contárselo a nadie por miedo a que me tomaran por una desequilibrada.
Pero al día siguiente, cuando me serví un segundo plato de sopa la escena se repitió; esta vez las letras se ordenaron formando el primer verso de aquella poesía de Bécquer que hace tantos años me hicieron aprenderme en el colegio.
Buscando una explicación, esa misma tarde me presenté en casa de mis padres; me llevé a mi madre a la cocina discretamente del brazo y le conté casi en susurros lo que me había pasado con su sopa. Mi madre no mostró sorpresa alguna; abrió la puerta del armario de debajo de la pila y esto fue lo que me enseñó mientras comentaba: "Desde que lavo las ollas con este lavavajillas, en casa nos pasa siempre a tu padre y a mí."

Y luego añadió con un gesto de leve irritación "Pero a mí sólo me salen versos de Gloria Fuertes."

martes, 27 de enero de 2009

¡Soy vidente!

Mi madre empezó a sospechar que yo no veía bien cuando tenía apenas tres años; si nos leía un cuento a mi hermano Manolo y a mí, sentados en el sofá uno a cada lado de ella, yo metía la cabeza en medio para ver los dibujos. El día que me llevó al oftalmólogo, salió de la consulta conmigo de la mano, con lagrimones rodándole por la cara; le habían dicho que su “princesita” necesitaba gafas.

Tal vez nunca olvidó aquel pellizco en el pecho; tal vez por eso ha sido ella la principal instigadora de mi operación, el jueves pasado; un caro e ingrato trámite de apenas diez minutos tras el cual me he mudado definitivamente del mundo de los visualmente impedidos al de los videntes.

Apenas llevo cinco días emancipada de ese apéndice que han sido durante tantos años mis gafas y mis lentillas, y es como si hubiera perdido un “yo”; el yo-neblina que vivía cada noche antes de dormirme, el yo que me despertaba siendo cada mañana y que alguna vez se prolongaba un poco más cuando me resistía a ponerme las gafas nada más levantarme y decidía desayunar “entre tinieblas”. Y es muy difícil de asimilar por completo que ya nunca voy a ser esa que he sido durante tantos años; ese blur, ese borrón.

Antes de acostarme hago mis “rutinas”; me cepillo los dientes, me lavo la cara… ¡y ya he acabado! Nada de coger la cajita de las lentillas, echarla el líquido, lavarme las manos, quitarme las lentillas, cerrar las tapitas, coger las gafas… “¿Dónde las he dejado? En el baño no, ¿en la mesilla? No aquí no están ¿¡dónde **** las he puesto?!”

Cada día me sorprendo a mi misma a punto de iniciar algún automatismo relacionado con las gafas o las lentillas, cada día descubro alguna cosa más que me hace sentir ese subidón de pensar que ya nunca más.

Encantada de pertenecer a este mundo al que nunca antes había pertenecido; tan encantada que me he propuesto no olvidar que no siempre fue así.

martes, 20 de enero de 2009

¡Qué invento!


Supongo que este post es solo de interés para los "cicleros", pero no me resisto a enseñaros este invento que me ha pasado mi hermano Manolo en un mail. El invento en cuestión -creado por altitude.inc- consiste en una luz roja que va colocada en la parte trasera de la bicicleta, y que proyecta en el suelo la imagen de un carril bici; así la bicicleta es más visible para los coches -y taxis- y además les señala la distancia de seguridad adecuada. ¡Qué idea! ¡Yo quiero unooo!

lunes, 19 de enero de 2009

Rescatadas 5

Joder tío, es que no te puedo ocultar ni el puño en el culo –Pepe, colega de la infancia y ahora compañero de piso de mi hermano Dani, a Dani. No son gays. Que se sepa.

¡Viva el relativismo de los domingos! –Yo a Heather después de que me propusiera desayunar a las tres de la tarde.

Yo: Vale, nos vemos a las ocho y media en Embajadores. Llevaré una flor en la solapa.
Quique: Y yo un capullo colgando.

Manolo: Pues en Vallecas a los chivatos les metemos la lengua por el culo
Aludidos: ¡¡¡JUAAAAAA, JUA, JUA!!!…
Manolo: ¡¡¡No, eso nooo!!! ¡¡No quiero decir esooo!!!

El campo nunca decepciona –Pili, sobre lo que se disfruta siempre que se va al campito.

Menos mal que te tienes a ti misma, porque si no pobre de mí –Pizarro a Cari -su pareja. Qué bonito es el amor…

Si la naturaleza es tan sabia, ¿Por qué pone tanta riqueza en países tan pobres? -Cristina Tárrega, sobre los metales preciosos y diamantes en El Congo.

jueves, 15 de enero de 2009

¡Con lo bonito que es compartir!

Soy una de esas personas afortunadas que pillan ADSL gratis. Cuando se lo digo a la gente en seguida me tachan de pirata o gorrona o algún apelativo cariñoso por el estilo, pero la verdad, me gusta pensar que a estas alturas si alguien no tiene su conexión a Internet con seguridad habilitada, es porque han decidido generosamente compartirla.

Sobre Abril el año pasado, después de haber disfrutado Internet gratis durante varios meses, dejé de recibir señal. Entonces decidí contratar mi propia línea, y desde luego tenía toda la intención de dejarla abierta y devolver el favor recibido, en una suerte de cadena de favores. Pensé que compartir mi ADSL en principio no tendría por qué perjudicarme; únicamente si quien se enganchara a mi línea se sobrara descargando películas o música desaforadamente, pero siempre estaría a tiempo de encriptarla. Finalmente mis buenas intenciones no vieron la luz, porque los de Orange son tan sinvergüenzas, que tras un mes de sentir que me estaban tomando el pelo les dije “ahí os quedáis”, y yo y los vecinos con wifi de mi entorno nos quedamos sin internet… hasta unos meses más tarde, que apareció otra alma caritativa en mi lista de redes inalámbricas.

Este domingo pasado charlando con Cari, me comentó que su hermano Darío se acaba de poner línea ADSL en casa, la ha dejado abierta y la ha llamado “noabusesquelaencripto”, para que los “piratas” como yo pirateen a gusto, sin remordimientos –aunque con mesura- y desde luego con un argumento irrebatible para utilizar contra aquellos que pretendan calificarles de gorrones.

Desde aquí, muchas gracias a todos los que, como Darío, compartís vuestro ADSL; qué bueno sería que muchos hicieran lo mismo... ¡el pueblo contra las compañías telefónicas! :)

miércoles, 7 de enero de 2009

No lo tiro

La basura de un hombre es el tesoro de otro, así que cuando quiero deshacerme de algo, siempre intento encontrar aquella persona para quien mi coroto pueda ser un tesoro.

El primer nivel es, como he dicho, allegados y familia. Una vez explorado ese nivel infructuosamente hay que buscar otros recursos de colocación, como por ejemplo El Rastro de los domingos. En varias ocasiones le he bajado mis pertenencias a la mujer de un puesto de “misceláneas” que tengo al lado de casa, y la mujer encantada, claro. En cierta ocasión se sintió tan abrumada de que le diera una máquina de escribir eléctrica que se empeñó en regalarme una falda vaquera muy mona que tenía en el puesto, que luego tuve que “donar” en un contenedor de ropa. Pero bueno, la mujer se quedó más a gusto.

Si por alguna razón El Rastro no me parece la mejor opción, o no quiero esperar al domingo, también a veces dejo cosas “expuestas” en la calle para que los viandantes las vean y se las lleven. Tenía una mini-cadena de la que me dio mucha pena despedirme, así que cuando la bajé le puse un post-it: “Funciono; llévame contigo :)". Cuando ya volvía para casa un tipo me preguntó a voces desde donde acababa de dejarla “Oye, ¿y tiene mando distancia?” Si, hombre. Y tres años de garantía, no te jode. Pero el tipo se la llevó encantado; lo cierto es que en mi barrio las cosas interesantes no suelen durar mucho en la calle.

Otra forma recientemente descubierta de colocar pertenencias no deseadas es una página web de la Cari es “fan number one”: nolotiro.com. En esta página la gente regala las cosas que ya no quiere: su sofá, sus muebles, sus móviles… Y a mí me encanta que la gente regale sus cosas en vez de intentar venderlas; me parece muy bonito. Estas fiestas me he estrenado en la comunidad nolotiro, rulando un router de Orange que ya no quería; a la mañana siguiente de poner el anuncio ya tenía a Antonio en Puerta de Toledo para recogerlo, tan agradecido y con una feliz sonrisa de Reyes Magos.

lunes, 5 de enero de 2009

Una cosa cada día

Estas navidades me he propuesto tirar al menos una cosa cada día. Es fácil; hurgo por algunos cajones, por los armarios, y siempre aparece algo de lo que podría prescindir perfectamente, que hasta había olvidado tener. Algo que no significa nada para mí, que no voy a echar de menos y que lo único que hace es ocupar espacio. Al principio cuesta un poquillo tomar la decisión de deshacerte de las cosas, pero hacerlo produce tanta satisfacción, que cada vez cuesta menos y lo haces con más ganas. Hasta ahora he tirado revistas, cosas de maquillaje, especias pasadas, adornitos, algún electrodoméstico, fotos mal hechas que aún guardaba, negativos, cajas de CDs…

En realidad nunca he sido de acumular demasiadas cosas porque siempre he vivido en casas pequeñas, y me agobian los espacios abarrotados. Luego además, hace unos años “me hice del Feng-shui” y una de las cosas que te dice es que no a los corotos. (Los corotos son los trastos, los objetos inútiles. Uno de mis libros del Feng Shui estaba traducido al “venezolano” y utilizaba esa palabra, que me moló y desde entonces la uso). El caso es que el Feng-shui dice que no hay que acumular, porque los corotos hacen que la energía se estanque, y que es bueno deshacerse de lo viejo y no deseado para dejar espacio para lo nuevo y deseado. Y como suena bien, pues me apunto y eso que me llevo, ¿no? También el Zen aconseja no acumular pertenencias, así que ¿para qué más, yo que voy de aprendiz de buda?

Además de mi disposición anti-acumulativa y del Feng-shui y el Zen, no sé qué pasa en mi entorno que a varios nos ha dado por deshacernos de cosas -a Quique y sus achiperres aún no, of course. A algunos ha sido porque han hecho mudanza, y una mudanza es la ocasión perfecta para deshacerte de corotos y quitarte las ganas de acumular más. A los demás, yo qué sé, a lo mejor porque nos tocaba ya después de tantos años acumulando.

El caso es que estamos todos intentando deshacernos de cosas colocándoselas a los demás. A veces funciona estupendamente, como con los “mercadillos de ropa” que montamos, pero otras veces no es tan fácil: “Oye, ¿A ti no te vendrían bien unos tuppers?” “Huy nooo, qué va… ya tengo dos. Por cierto, ¿no te interesarán a ti unos portavelas de cristal de Ikea muy chulos…?”

Vamos, que cuando alguien te acepta alguno de tus corotos, te sientes genuinamente agradecida, porque el favor te lo está haciendo a ti.

jueves, 1 de enero de 2009

The making of...

Hala, ahí lo tenéis. Si es que sois de un caprichosillo...

Se me ha olvidado decir en el vídeo que el extremo inferior de la espiral suele quedar un poco levantada y viene bien ponerle algún peso, como veréis en mi giróscopo, si os fijáis.

Mucha suerte en la elaboración; ya me contaréis el resultado si lo hacéis.

¡¡Y MUY FELIZ 2009 A TODOS!! :)