martes, 28 de octubre de 2008

Homenaje

Este es un post homenaje a todas las personas anónimas que, intencionadamente o no, me alegraron el día arrancándome una sonrisa con sus ocurrencias.

A todos ellos, gracias :)






martes, 21 de octubre de 2008

El regateo

Los vendedores marroquíes son unos expertos regateadores; claro, les va en ello el pan. Si el objeto por el que estás regateando –unas babuchas, una tetera, la lamparita, el espejito…-realmente te gusta, no te sirve de nada amagar con irte para conseguir el precio que quieres pagar, porque ellos detectan que sigues interesada; te dejan que te vayas y sigas con tu farsa, sabiendo que si no vuelves un poco más tarde, volverás al día siguiente. Y efectivamente, al día siguiente vuelves y pagas lo que te habían pedido.

Pero cuando de verdad no estás interesada porque el precio que te piden es demasiado alto y/o el objeto no es tan deseado, y te largas convencida y resuelta a quedarte sin ello, al salir por la puerta oyes a tus espaldas “Oye, amiga, ¿Cuánto pagas? ¡70 dirhams!” “No, no, es que no me interesa, de verdad, gracias…” “¡60 dirhams amiga! ¡50!...”

Algo muy parecido pasa a menudo en las relaciones entre hombres y mujeres.

sábado, 18 de octubre de 2008

Que me lo expliquen

Ayer yendo en bici camino de yoga me veo en el escaparate de unos chinos de mi barrio varios de esos muñequitos de los Reyes magos subiendo las escaleras de mano, de esos que en navidades cuelgan de las ventanas de cientos de casas. Y pensé “Joder con los chinos, qué prisa se dan”. Pero es que luego por la tarde voy a una tienda de telas en la Plaza de Pontejos ¡y ya tenían telas de motivos navideños! Y esta vez pensé: “A ver, ya son dos, pero esto no puede estar pasando tan pronto”. Y sí, está pasando; también los Suecos se apuntan a la navidad precoz. Hoy a la salida de IKEA, en la visita de rigor a la tienda Sueca me encuentro con que ya venden las galletitas de gengibre en latas navideñas que mi madre y yo compramos todos los años. Por supuesto me he negado a pillarlas a mediados de octubre ¡faltaría más! ¡¿Pero a esta gente qué le pasa?! Yo la flipo ¡Si aún ni ha empezado a hacer frío!

De momento me voy mentalizando para encontrarme los turrones en el Mercadona la próxima vez que vaya a hacer la compra.

jueves, 16 de octubre de 2008

Apura la pasta

Llevaba más de un mes sin poner la tele con regularidad. La ponía los domingos para ver “El encantador de perros” y poco más; al acabar el programa que fuera la apagaba. No sé si os pasará a los demás, pero yo paso por fases de ver bastante tele, y luego, por la razón que sea dejo de verla otra vez; supongo que esta última etapa vino dada porque Heather estaba en casa, y como nos liábamos tanto a hablar nos sobraba otra voz a la que atender.

El caso es que Heather ya se ha ido, y aunque sigo con la inercia de no poner la tele, algo más sí que la veo. Y después de cinco minutos de telediario es imposible ignorarlo; estamos en crisis.

El otro día entrevistaban a un tipo por la calle que decía que con eso de la crisis se veía obligado a tomar medidas de “emergencia”, como aprovechar hasta la última gota del champú echando un poquito de agua al bote al final, apurar la pasta de dientes hasta la última dosis… Yo de verdad que no lo entiendo; ¿Y antes de la crisis qué? ¿tirabas el “culín” del champú o del dentífrico cuando comprabas el nuevo? No sé, será porque siempre he sido cutre –y a mucha honra- pero yo hago esas cosas siempre, no sólo en crisis:

-Echo una gotita de agua en el rimel y el eye liner cuando veo que empiezan a espesar.
-Parto en dos las toallitas desmaquillantes; con la mitad me sobra y… ¡voilá! ¡Me duran el doble!
-Corto el bote de crema hidratante cuando está en las últimas para poder “rebañarlo” bien.
-No tiro de la cadena cada vez que hago pis.
-Entre las amigas hacemos “mercadillos de ropa de segunda mano”, y así adquirimos ropa “nueva” gratis y nos deshacemos de la que ya no nos ponemos.
-Uso el agua de lavar las verduras para regar. -Bueno, la verdad es que con el agua tengo miles de medidas anti-derroche.
-En invierno ando por casa con jersey gordo y pongo la calefacción solo cuando hace menos de dieciseis, diecisiete grados.

Y un muy largo etcétera.

El problema es que estas acciones sean para algunos medidas “anti-crisis”; que el ahorro nos parezca cutre, y un síntoma de abundancia –o peor; de "normalidad"- el despilfarro. A ver si la crisis sirve al menos para que la gente se aprenda que no necesitamos consumir tanto; seguro que el planeta nos lo agradece.

sábado, 11 de octubre de 2008

Por qué me llaman Mónica

Flecha es mi hurón. Le encanta olisquearlo todo; creo que es su forma de “verlo”, porque al parecer los hurones no tienen muy buena vista. Cuando sale de su habitación se da una vuelta general por el salón, y si hay algo nuevo por ahí, en seguida lo detecta y corre a olerlo; una bolsa con botellas que he dejado en el recibidor para llevar a reciclar, la mochila o los zapatos de algún amigo que está de visita… cualquier cosa.

Un día reflexionando sobre esto me di cuenta de es algo parecido a lo que me pasa a mi; cuando estoy en casa, si todo está en “su sitio” es como si no percibiera ningún estímulo, y estoy tranquila y sosegada, pero si hay algo fuera de lugar, es como si el objeto fuera de lugar saltara a mi vista, diciéndome “¡¡¡estoy aquí, estoy aquí…!!!” Si quiero estar “no estimulada”, relajada, tiene que estar todo en su sitio. Por eso cuando por ejemplo hago alguna redistribución de los muebles del salón tardo un tiempo en estar a gusto, hasta que deja de “saltarme a la vista”. Y por eso soy tan ordenada.

Después de esta explicación uno podría imaginar en mí diversos niveles de “manía”; de hecho según la persona y su propio nivel de tolerancia al desorden me ven como más o menos maniática. Cari, por ejemplo, es de las que más me acusa de ser “Mónica”, pero es que ella, utilizando la expresión creada especialmente para su caso, tiene siempre la casa “hecha un genocidio”. Como ejemplo ilustrativo comentaré que durante varios años tuvo inutilizado uno de los sofás del salón, permanentemente cubierto por una montaña de ropa que tapaba "discretamente" con una sábana. Una alumna particular suya le pidió un día ver lo que había debajo, porque siempre le daba la impresión de que era un cadáver. (¡!)

Para continuar mi patética defensa he de decir que procuro no abandonarme a mi manía y tenerla controlada, y cuando viene alguien a casa me gusta que se sientan a gusto, y no ando detrás recogiendo todo lo que van dejando sobre las sillas, mesas etc... y llega un momento en que me consigo olvidar. Casi.

También hago “ejercicios de tolerancia” estando sola, por ejemplo dejando conscientemente cosas sobre la mesita del salón al irme a la cama; la taza, el mando de la tele, el teléfono… aunque me cuesta. Lo cual me recuerda a un episodio de Friends, en el que Mónica se intenta defender de sus amigos que la acusan de maniática. Para ponerla a prueba una noche dejan unos zapatos en el salón de su casa a ver cuánto tiempo puede dejarlos ahí. Ella se va a la cama, y allí reflexiona; Buah, ¿Qué se piensan? ¿Qué no puedo dejar ahí los zapatos toda la noche? (…) ¡¿Y si los recojo y por la mañana me levanto temprano antes de que nadie venga, los vuelvo a poner en el mismo sitio y nadie se da cuenta?!...”

No sé cuántas personas podrían realmente entender esto. Yo sí.

lunes, 6 de octubre de 2008

Rescatadas del olvido 2

Nos obligan a endurecerme por lo que imponen, ¿Sí o no? Mírala, es una taquígrafa de mierda –Cari.

Chavala, lo que yo he vivido… tú ni lo has pensado. Tú ni has empezado. –Pacopepe

Yo quiero ser como, “soy tan la hostia que ni me voy a esforzar en demostrártelo".-Menda

-Es algo entre algo y nada. Como quizás.
-¿De verdad crees que quizás?
-Mhmm… no.
-Moe, sobre la existencia de Dios.

Le regalamos a mi madre una bata de gotelé. –Pablo

A ver cuánto me duran en este banco cinco minutos –Oído por Cari y Pizarro a un vagabundo mientras se miraba el reloj.

Yo eso no me lo pierdo por menos de nada.
–Mi padre

Me encantan estas niñas marroquíes, con los ojos desgarrados –Quique

Yo esta noche estoy fuerte; yo quiero acabar, pero bien… y mal .–Heather

Es como… ¡paso palabra!... ¡Y con la K! –Sarita hablando de los tíos.

jueves, 2 de octubre de 2008

Las hermanas Karamazov

Ya de por sí la cámara del móvil tiende a ser más bien limitada -más aún de noche- pero con los nervios que me entraron cuando, estando tomándonos una cervecita en una terraza de Argumosa después de hacer la mudanza a la nueva casa de Heather, vi aproximarse en lontananza a las hermanas Karamazov, me fue imposible controlar el pulso para poder retratarlas en condiciones. Pido disculpas por ello, aunque creo que la foto sirve para hacerse una idea más que aproximada.

Ahí están, pues, Las hermanas Karamazov. El nombre tiene su origen en su previo apodo: “Las espías rusas”, porque desde el principio me parecieron como uno de los personaje siniestros de James Bond, de esos que ocultan una mente cruel bajo una apariencia inofensiva...

Las hermanas Karamazov suelen pasear del brazo, y visten SIEMPRE iguales. Me las imagino por la mañana delante del armario, diciéndose la una a la otra:

- ¿Y qué nos ponemos hoy?… ¿Qué te parece esto?
-Ay, no, es que me eché ayer el café en los vaqueros…
-Bueno, pues ¿qué te parece la falda de volantes con la rebequita encima?
-Ah, vale, que hace mucho que no nos lo ponemos…

¡Con lo fácil que sería comprarse cada una su ropa e ir intercambiándosela! Ni siquiera eso, como tendrán un armario compartido, lo podrían dejar ahí todo e ir tirando... O tal vez cada una tiene su armario, que es una copia idéntica del armario de la otra, con toda la ropa en idéntico orden… huyyy… me dan escalofríos solo de pensarlo…

Seguro que en su infancia escucharon a sus padres comentando entre ellos: “Bah, ya se les pasará eso de vestirse iguales; ya se echarán novio y verás, si es que son cosas de chiquillas…” Y entonces se hicieron una promesa “Nunca, nunca dejaremos de vestirnos iguales.” Y lo juraron sobre… no sé, la Biblia de los Gemelos, o algo…

Y claro, nunca se echaron novio porque ya se tenían la una a la otra. ¿Y por qué no, oye? Con lo que hay por ahí...

miércoles, 1 de octubre de 2008

Se me ha independizado la niña...

Su ropa aún está tendida en la cuerda. Justo antes de irse me dijo que se le había pasado la manía de poner las pinzas del mismo color para cada prenda: obsérvese que eso no es del todo cierto… porque eso no es una casualidad, os lo digo yo...

Bueno, ya meto su taza en el lavavajillas...

...Mira, los nuggets que me dejó hechos… ¡me los como! Qué tonta, me ha apuntado en la lista de la compra en la nevera “chiki nuges” partiéndose de risa por su ocurrencia.


...me puedo comer lo que queda en la bolsa de patatas fritas, no tengo que guardarle nada, porque ya no está aquí...

...estará en su casita nueva, sentada entre todas las maletas, o “encajando” la cama en su habitación, con una sonrisa de satisfacción… o con los ojos rojos llenos de llantito.

... mira, se ha olvidado llevarse la crema de cacahuete… Mmmm… ¡Yummy!…. :q

...vaya, pero se ha llevado el tabaco… y me apetecería un cigarrín… ah, pero tengo aquí de reserva…

“¿Te apetece un té?” “Yes pleeeeeease…” “¿Qué té quieres?” “Eeee… uno de tila con naranjo.” -Ella llama té a todas las infusiones.

Y mientras la recuerdo tomándome mi "té" y fumándome “el de la paz”, pienso: “Seguro que me manda un mensajito antes de irse a dormir… bueno, ya es la una menos cuarto de la mañana, ya no creo…” ¡y me suena el móvil: un mensaje!

Lo abro, y es ella, que me dice

cosas muy bonitas.