Con todas las cosas que cuento por aquí sobre mis vecinos, y con eso de que hasta tenga una etiqueta en Cotidianas que recoge sus historias, muchos de vosotros podréis pensar que soy una cotilla de escaleras –hasta lo ha insinuado por ahí en los comentarios algún jodío tocapelotillas. Pero yo estoy la mar de tranquila en la certeza de que no, de que no soy cotilla sino imaginativa. Porque no es que investigue de manera activa o me tome la molestia de buscar evidencia que corrobore mis elucubraciones; me limito a “registrar” lo que veo o escucho... y después le añado mi propia “elaboración” para dar a los hechos cierta “coherencia” –en un sentido muy laxo.
Soy perfectamente consciente de que me invento las cosas; como lo de que La Francesa (ex La loca) baile desnuda por su casa cuando pone su eterno disco de Charles Aznavour a todo trapo. O lo de que el Húngaro fuera traficante de marihuana. En realidad no es que me lo crea; es que se me ocurre, y me vale. Es como cuando vas en el metro y miras a la gente, y conscientemente o no, especulas sobre la relación que une a las personas que ves interactuando; da igual si aciertas o no, es como un entretenimiento mental sin mayor importancia.
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Total, que con esta falta de rigor de que me permito el lujo, es más que probable que en ocasiones la realidad se resista a cuadrar con mis especulaciones. Como por ejemplo cuando esta mañana de repente me he dado cuenta de que El Adonis viviría en el 4ºB, no en el C, por lo tanto me he “colao” con la historieta que me he montado con la notita de Mané, que quizás después de todo no sea más que un alegre comeflores –vecino de los gays.
El caso es que hace un par de horitas he bajado a la compra, y cuando abría el buzón, de repente se me ha encendido la lamparita... ¿¡Cómo no se me ha ocurrido antes!? ¡A ver qué nombres figuran en los buzones del cuarto piso!
Un gesto tan insignificante como leer unos nombres, y un efecto tan balsámico para mi agradecido y zozobrado corazoncito... ¡¡¡EL ADONIS VIVE ENTRE NOSOTROS!!! ¡¡Alabado sea el señor!! Debajo de su nombre; Hugo Talycual, figuraba otro nombre; Victor Nosequé. Así que esta vez sí, como sospechaba, ambos conviven en su pequeño apartamento, en presunta sodomítica relación.
Y Mané (que por cierto, viene de “Romané”) vive en compañía de una moza cuyo nombre figura también en el buzón. Lo que sospecho que la presunta novia desconoce es que su chico es gay... ¡Ay, pobrecilla, qué desagradable sorpresa se va a llevar cuando se le encuentre en la cama con El Adonis un día que vuelva antes de currar porque tiene nauseas debidas al embarazo!
...O vale; se me acaba de ocurrir en este preciso instante... ¿¡Será Mané una chica!? ¡Eso podría tener todo el sentido del mundo!...
Seguiremos informando.