martes, 14 de febrero de 2012

San Valentín vs. Lupercalia

Para todos vosotros que penséis que San Valentín es un día comercial, cursi y no queráis pasar por el aro regalando flores, bombones en caja con forma de corazón y demás blandenguerías, os propongo una celebración alternativa; ¡recorramos desnudos las calles en un frenesí orgiástico, azotando a los paseantes con látigos de cuero! Mola, ¿no? Conste que no me lo estoy inventando; así era como se celebraba la fiesta pagana que dio origen a San Valentín; las lupercalias.

En febrero comenzaba oficialmente la primavera en Roma; las casas se limpiaban hasta el último rincón y el día 15 de febrero se celebraba Lupercalia, el festival de la purificación y fertilidad dedicado a Fauno, el dios romano de la agricultura, conocido como un dios lascivo y voluptuoso que moraba en los bosques y era aficionado a las ninfas, y que (esto no me lo sabía yo y se me hace un pelín raro) tomando la forma de la loba Luperca, amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma.

El ritual en sí comenzaba con el sacrificio de un perro lobo y una cabra a mano de los luperci -una cofradía de pastores/sacerdotes un poco asalvajados- entre cánticos y bailes en honor a Fauno. Tras el sacrificio, un sacerdote manchaba con sangre la frente de dos jóvenes desnudos, que debían estallar en ese momento en una fuerte "carcajada ritual" –todo muy rarito, ciertamente. A continuación, aún entre risas, los luperci despellejaban a los animales sacrificados y fabricaban látigos con sus pieles, para lanzarse después a las calles azotando a todo aquel que se cruzaba a su paso. 


Y no os preocupéis por quienes se convertían en víctimas de los furibundos látigos, porque las mujeres, lejos de oponer resistencia, ofrecían gustosas sus blancas y redondas posaderas, ya que se creía que los azotes propinados por un luperco, purificaban y aumentaban la fertilidad. Como cabe esperar, más de una doncella aprovechaba la ocasión para potenciar su fertilidad por métodos más carnales y certeros, y es de suponer que los luperci no oponían objeción sino más bien todo lo contrario.

Cómo acabaron estas festividades de carnavalesca lujuria convertidas en lo que hoy en día es San Valentín es otra historia –intrincada y triste. Pero hoy tú tienes una elección; ¿San Valentín o Lupercalia? Piénsatelo bien…

viernes, 3 de febrero de 2012

Aguacato conoce Naranjita

(Continuación del post anterior, Verduras con personalidad)

Total; que ahí estaba yo con Aguacato recién nacido, pensando cómo hacerle disfrutar un poco su probablemente corta vida; qué experiencias regalarle, dónde llevarle… De repente algo me llamó la atención en sus ojos, en sus pupilas; estas desafiaban extrañamente la fuerza de la gravedad, y se dirigían más bien hacia arriba y a la izquierda. “¿Cómo puede ser? –me pregunté escamada –qué cosa más rara…” Entonces se me ocurrió seguir la trayectoria su mirada… “Nooo, ¡imposible!…” Pero ahí estaba ella, Aguacato estaba sin duda mirándola; ¡la naranja verrugosa!


Permitidme por un momento retroceder en el tiempo para contaros la historia de Naranjita: diciembre del 2011, paseando alegremente con JC por los barrios de la capital hispalense en una escapada de fin de semana; sin saber muy bien por qué icé la mirada hacia la copa de uno de los muchos naranjos que adornan las calles de Sevilla y allí la vi colgando de su rama, con el terrible aspecto de haber sido picoteada por un furioso enjambre de abejas. Curiosamente parecía ser la única víctima de entre todas sus compañeras de árbol, que lucían un cutis terso y lozano. Me apiadé, soy una blanda, no me pude resistir a intentar procurarle el afecto y reconocimiento que merecía; pedí a JC que me subiera a hombros para alcanzarla, me la traje al Foro y le di un hogar en mi escritorio... donde la descubrió Aguacato.

El resto de la historia os la podéis imaginar, la típica -pero no por ello menos entrañable- historia de amor interfrutal.

Aguacato conoce a Naranjita, se enamoran,

van a la disco,

pasan un estupendo día en el campo,
  
comparten experiencias con sustancias prohibidas,

  Naranjita lleva a Aguacato a Sevilla para enseñarle  la ciudad que la vio crecer,

...y finalmente se mudan juntos a la nevera de mi casa.

Desafortunadamente para ambos, esta noche tengo pensado hacerme un guacamole... (Shhhhh....)

jueves, 2 de febrero de 2012

Verduras con personalidad

Comprar al menos la fruta y verdura en una tienda de barrio en vez de en el super, venciendo mi inercia y mi pereza; ese fue uno de mis propósitos para este año. Un pequeño gesto para que mi dinero vaya directamente a los pequeños comerciantes; un pequeño gesto que me reunió el jueves pasado con un encantador aguacate y su simpática deformidad congénita.

Sabéis quienes me leéis de mi bienquerencia por frutas y verduras con peculiaridades de diseño; han pasado ya por Cotidianas El Pepino feo, Mr. Tomato el tomate camaleónico... y también hubiera hecho un pequeño homenaje en forma de post a Berenjena nariguda, de no haber sido porque la cazuela la reclamó antes de que las musas acudieran a inspirarme para completarlo satisfactoriamente. Como nunca es tarde, Berenjenita; aquí tienes tu pequeño acto de memoria -DEP.


Al día siguiente de adoptar al aguacate deforme, y como temía que pudiera sufrir el mismo triste destino de Berenjena nariguda y pasar al oscuro agujero del olvido sin pena ni gloria, me puse rauda manos a la obra. En primer lugar, la foto del "antes"; el aguacate y su pequeña deformidad al desnudo:

Luego abrí el “cajón de los ojos”, y…

...¡Nació Aguacato!

(Continuará)