Por las mañanas le encanta subirse a mi cama, bucear por debajo del edredón y buscar un poco de "chicha" para morder. Yo le disculpo, porque la pobre es esclava de sus genes, y porque sé que no lo hace a mala leche, sino que busca provocarme para jugar conmigo y que le de un poco de vidilla yo a ella también. Si me pilla de buenas, le sigo el rollo como puedo. Si no, la cojo y la pongo en el suelo, y quito mi "caja tailandesa" que utiliza de escalón, y la pobre se tiene que ir a buscarse otro entretenimiento por ahí. Y escucho sus pasitos alejándose: tap, tap, tap, tap...
sábado, 10 de noviembre de 2007
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Que bonitaaa... :-)
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