En principio recogí la idea de un blog vecino; resumir el año en 365 palabras. Y resulta que me meto en google para ver de qué va exactamente y es un concurso de Escuela de Escritores y Atrápalo, cuyo premio en un viaje a NY. Además así cumplo -por los pelos- con mi propuesta de participar en algún concurso de escritura este año! Si me votáis, me dais puntos, así que dad al botoncito aunque no os guste... jeje... Aquí está mi ejercicio:
Para repasar el año que está a punto de concluir y hacer balance he cogido mis cuadernos; es conmovedor cómo siempre que leo mis escritos personales siento un deseo de poder dirigir a mi yo anterior hacia donde ahora sé que estaba la salida. O donde ahora creo que estaba.
El año comenzó turbulento, con algunos conflictos en mis relaciones personales que me desconcertaron y me descolocaron profundamente. Me costó mucho tiempo y muchas preguntas a mí misma ver cómo empezar a desenredar la maraña de sentimientos que se había formado, y desde qué posición debía hacerlo. Por alguna razón las estructuraciones se han sucedido a lo largo de todo el año, tal vez porque muchas relaciones estaban construidas sobre los cimientos equivocados.
He tenido que mirarme a mí misma con franqueza, sin engaños; entenderme y asumirme, para desde mi núcleo ver qué quería cambiar y mejorar de mí, dónde quería llegar a estar, y dónde estaban mis límites respecto a cuánto ceder. Así encontré mi centro de gravedad; ese punto desde el que poder oscilar sin perder el equilibrio, y recuperar así la fe en mí misma.
He explorado muchas vías de pensamiento o visiones de la vida sobre temas universales, que me han ayudado a descubrir por qué camino seguir cuando estaba paralizada por el desconcierto, y he sentido esa satisfacción tan profunda que produce aprender.
También he aprendido a soñar, a fantasear, y me he dado cuenta de que no permitírmelo en el pasado me impedía llegar a saber qué quería en realidad, y buscarlo. Ahora sé que no me quiero conformar con menos, que no me quiero contener, que no quiero tener un “policía del pensamiento” que vigile mis ilusiones y las pase por el tamiz de lo “racional”, de lo “lógico”. He logrado descubrir mi miedo a que mis sueños no se cumplan, mi miedo a “pedir demasiado de la vida”, incluso mi miedo a que se me tache de intolerante. Ahora intento descontaminarme de esos miedos y reticencias que pueden impedir que la vida fluya.
Afortunadamente también he tenido muchas, muchas alegrías compartidas; las personas que me acompañan en la vida… espero merecérmelas, porque eso diría mucho de mí
Para repasar el año que está a punto de concluir y hacer balance he cogido mis cuadernos; es conmovedor cómo siempre que leo mis escritos personales siento un deseo de poder dirigir a mi yo anterior hacia donde ahora sé que estaba la salida. O donde ahora creo que estaba.
El año comenzó turbulento, con algunos conflictos en mis relaciones personales que me desconcertaron y me descolocaron profundamente. Me costó mucho tiempo y muchas preguntas a mí misma ver cómo empezar a desenredar la maraña de sentimientos que se había formado, y desde qué posición debía hacerlo. Por alguna razón las estructuraciones se han sucedido a lo largo de todo el año, tal vez porque muchas relaciones estaban construidas sobre los cimientos equivocados.
He tenido que mirarme a mí misma con franqueza, sin engaños; entenderme y asumirme, para desde mi núcleo ver qué quería cambiar y mejorar de mí, dónde quería llegar a estar, y dónde estaban mis límites respecto a cuánto ceder. Así encontré mi centro de gravedad; ese punto desde el que poder oscilar sin perder el equilibrio, y recuperar así la fe en mí misma.
He explorado muchas vías de pensamiento o visiones de la vida sobre temas universales, que me han ayudado a descubrir por qué camino seguir cuando estaba paralizada por el desconcierto, y he sentido esa satisfacción tan profunda que produce aprender.
También he aprendido a soñar, a fantasear, y me he dado cuenta de que no permitírmelo en el pasado me impedía llegar a saber qué quería en realidad, y buscarlo. Ahora sé que no me quiero conformar con menos, que no me quiero contener, que no quiero tener un “policía del pensamiento” que vigile mis ilusiones y las pase por el tamiz de lo “racional”, de lo “lógico”. He logrado descubrir mi miedo a que mis sueños no se cumplan, mi miedo a “pedir demasiado de la vida”, incluso mi miedo a que se me tache de intolerante. Ahora intento descontaminarme de esos miedos y reticencias que pueden impedir que la vida fluya.
Afortunadamente también he tenido muchas, muchas alegrías compartidas; las personas que me acompañan en la vida… espero merecérmelas, porque eso diría mucho de mí
Para mi también ha sido una cuenta pendiente el escribir algo este año y dejarme leer! que tal vez sea lo más difícil...por temor a saber si vas a gustar o no...
ResponderEliminarPero prueba superada!
Tienes mi voto, y no dejes de escribir, te dejo mi link por si quieres darte una vuelta por él:
http://torremocha28.wordpress.com/2007/11/29/odio-amarte/
Espero que te guste
Hola otra vez. Como he caído en las redes de este blog y ya casi soy asiduo, espero que no te importe que ponga en mi blog un link al tuyo para hacer más fácil mi llegada a él y a fin de que otra gente lo lea.
ResponderEliminarFelices...