El memorable día en que conocí al Adonis, mantuvimos un intercambio de frases mientras bajábamos por las escaleras -él bombonas de butano en sendas manos, me encanta recordarlo. Al llegar al bajo me dirigí a la puerta del patio, que es donde guardo mi bici. “Oye, ¿el patio es de uso comunal?” me preguntó, supuse que tanteando la posibilidad de utilizarlo él también. "¡Y turgente!" -me hubiera gustado contestar. En vez de eso dije:“Bueno, sí; hace ya unos años sugerí a los vecinos aparcar la bici aquí con la excusa no manchar las paredes al subirla al hombro, y me dejaron.”
Pues hace unos días llego de currar con mi burra, abro la puerta del patio, ¡y me encuentro una bici intrusa donde yo pongo siempre la mía! Confieso que mi reacción instintiva fue como si me hubieran quitado algo “que me pertenecía”: “¡Pero bueno; ese es mi sitio!, ¿no pueden aparcarla un poco más allá?” -pensé. Y luego me dije: Y a mí qué más me dará aparcarla yo un metro más allá, ¿no? Y así lo hice.
Quizás buscando congraciarme con el cosmos por mi posesiva reacción, o precisamente para dejar de manifiesto subrepticiamente que ese era en realidad mi sitio –o por cualquier otra razón entre esos dos extremos- decidí dejar una notita al dueño de la nueva bici. Saqué mi “cuaderno de exteriores” y escribí algo así como:
“Así que ahora vamos a tener que pelearnos por el sitio...
Es broma; me alegro de que mi bici ya no tenga que estar tan solita.
Laura (big smiley)”
Arranqué la hojita y la dejé en el manillar de la nueva bici.
Los primeros días la notita continuaba donde la había dejado -señal de que no sale a pasear con frecuencia, la pobre. Luego desapareció.
Ayer me encontré un papelito en el triángulo de mi bici en respuesta a mi nota que decía:
4ºC, el presunto piso del Adonis. Pero el Adonis se llama Hugo, así que o viven juntos en alegre contubernio, o Mané es mi one and only nuevo vecino. Pues ¿sabéis qué os digo? que me quedo tan encantada con Mané; que me ha caído bien -a pesar de haberme usurpado mi plaza de aparcamiento, que una perdona pero no olvida.
... Ahora decidme; “Soles y flores”... ¿es gay o no es gay? :D
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¡Soles y flores es guay!
ResponderEliminarY rúbrica con florecita, también.
¿Y si su madre era una adicta a la literatura francesa y su padre un jipi setentero y llamaron a la criatura "Hugo Manuel"? También podría ser... y usa un nombre u otro, según se sienta épico-realista o comeflores, y obviamente el día de la nota estaba "flower power mode"...
Y lo diminutiza en "Mané" porque... eso ya es harina de otro costal, pero lo que importa es que... ¡lo adiviné!
¿Aún no has comprado sal?... pues hoy es festivo, que lo sepas, y el chino te queda taaaan lejooos...
ResponderEliminar¡que no voy a por sal, leñe! Si tanto interés tienes puedes subir tú un domingo de estos, y luego me cuentas...
ResponderEliminarEstoy contigo; "Soles y flores" es guay. :)
Sonrisa nocturna entre diapo y diapo.
ResponderEliminarGracias moza!!! :))
Hola Popiii!!!
ResponderEliminar¿Entre diapo y diapo? ¿De algo que estás preparando?
La presentación de la Tesis... por que sino iba a estar tan desaparecido de tooooooodo interneeee :))
ResponderEliminarPor cierto: MEGAGAY!!
De echo el color del boli...¿cual es?, porque veo en el papel unas manchas rositas que, para mi que son aceite, jejeje.
ResponderEliminarA ese le gustan los hombres más que el echar carreras de tacones.
Ay, Popi pobre, ¡que sigues con la tesis! Pues que te sea leve ;)
ResponderEliminarBro, De hecho el color del boli es moradito... pero hoy me he fijado en la altura de la bici de Mané, y está muy bajito, así que tiene todas las papeletas de ser una chica.