miércoles, 30 de mayo de 2012

Timo y Baloo

Timo era un gatito muy tímido (acabo de darme cuenta de que quizás su nombre venía de ahí) y no me dejó acercarme a él durante al menos la primera semana en que estuvo viviendo en casa. Luego, poco a poco fue tomando algo de confianza, y de vez en cuando venía a que le hiciera unos mimos; y al tío vaya si le gustaba; acababa retorciéndose por el suelo panza arriba, ronroneando como una locomotora.

Pero eso no quería decir que la siguiente vez que intentara acercarme a él se fuera a dejar acariciar; el muy jodío salía zumbando como diciendo: "¿¿Pero tú qué haacees?? ¡No te confuuundas!". El decidía dónde y cuándo. Todos, incluido el profesor de mi academia que acabó adoptándolo, sospechamos algún trauma de sus primeros meses callejeros. Eso sí, tenía una cara preciosa, espabilada y muy dulce -a veces me parecía cara más bien de gatita.



Su hermano Baloo era un gato muy, muy bueno. De hecho aprobó la "prueba de la bondad" que le hicieron las chicas que acabaron adoptándolo, consistente en coger en brazos al gatito y ponerlo boca arriba; si se dejaba, prueba superada. Baloo se quedó tan pancho, como diciendo, "¿y ahora qué?"

Como todo gatito era juguetón y trasto, pero era cariñosísimo. Desde muy pronto, al contrario que Timo, él en seguida me dejó acariciarle. Muchas veces se acercaba desde la otra punta del salón cuando yo estaba intentando hacerme amiga de su hermanito, pidiendo su parte correspondiente de mimos.




He oído en varias ocasiones cómo a las mamás dicen que disfrutan viendo a sus bebés dormir; ver a Timo y Baloo durmiendo juntos debía de despertar mi instinto maternal, porque no me cansaba de mirarles -además era una de las pocas ocasiones en que estaban lo suficientemente quietos como para poder hacerles fotos que no salieran movidas. Había que verlos; eran irresistibles, así de buenos amiguitos, tan bien avenidos...


A veces adoptaban unas posturas muy cómicas.

"Joooeee, ya está la pesá esta con la camarita"
Ahora, verles jugar... eso sí que era divertido; yo no necesitaba más. Me sentaba a observarles y se me pasaba el tiempo sin darme cuenta; cualquier cosa les valía. Como la vez que les puse la bola de discoteca al sol y estuvieron un rato laargo los dos afanados persiguiendo con gran determinación los reflejos que se proyectaban en el suelo y paredes... ¡eran la bomba! Aquí os dejo el vídeo, uno de esos que, como decía en el anterior post, despiertan mi nostalgia.


Me dio penita que no fueran adoptados juntos, y me sentí fatal cuando se llevaron a Baloo y se quedó Timo solito un día, aunque creo que lo pasé yo peor que él. Pero estoy contenta porque los dos tuvieron la gran suerte de ir a vivir con familias en las que había otros coleguillas gatunos con los que compartir sueños y juegos, y sé que las personas que adoptaron a cada uno de ellos les cuidan y les quieren con locura como ellos merecen.

7 comentarios:

  1. Que tiernos!, se parecen mucha Velcro y Vega.
    Enhorabuena por el reportaje gráfico.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, se parecían mucho físicamente, pero cada uno tenía su personalidad, claro.

      Eliminar
    2. Vaya! que bien, veo que has comprado la comida a Trasgo :) pues cuando quieras quedaMOS para tomar el aperitivo... jajajaja que solo de pensarlo el perro se relame a como ALF

      Eliminar
    3. ¿Le "molan" los gatos a Trasgo? ¿qué hace; les persigue o qué? :) De todas formas no te despistes; estos gatitos son unos que tuve hace ya unos cuantos meses!

      Eliminar
    4. A Trasgo no se si le gustan o no... se que si el gato huye el va a ir detras corriendo a darle caza, pero si el gato se esta quieto y tranquilo Trasgo tambien...

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Ya jani, pero tú me das otras alegrías -quizás más satisfactorias ;)

      Eliminar