Tal vez nunca olvidó aquel pellizco en el pecho; tal vez por eso ha sido ella la principal instigadora de mi operación, el jueves pasado; un caro e ingrato trámite de apenas diez minutos tras el cual me he mudado definitivamente del mundo de los visualmente impedidos al de los videntes.
Apenas llevo cinco días emancipada de ese apéndice que han sido durante tantos años mis gafas y mis lentillas, y es como si hubiera perdido un “yo”; el yo-neblina que vivía cada noche antes de dormirme, el yo que me despertaba siendo cada mañana y que alguna vez se prolongaba un poco más cuando me resistía a ponerme las gafas nada más levantarme y decidía desayunar “entre tinieblas”. Y es muy difícil de asimilar por completo que ya nunca voy a ser esa que he sido durante tantos años; ese blur, ese borrón.
Antes de acostarme hago mis “rutinas”; me cepillo los dientes, me lavo la cara… ¡y ya he acabado! Nada de coger la cajita de las lentillas, echarla el líquido, lavarme las manos, quitarme las lentillas, cerrar las tapitas, coger las gafas… “¿Dónde las he dejado? En el baño no, ¿en la mesilla? No aquí no están ¿¡dónde **** las he puesto?!”
Cada día me sorprendo a mi misma a punto de iniciar algún automatismo relacionado con las gafas o las lentillas, cada día descubro alguna cosa más que me hace sentir ese subidón de pensar que ya nunca más.
Encantada de pertenecer a este mundo al que nunca antes había pertenecido; tan encantada que me he propuesto no olvidar que no siempre fue así.
yo también soy miope, pero con gafas y lentillas me arreglo, no me siento tan visualmente impedido, aunque cuando me acuesto y me levanto vivo en un mundo difuminado que desaparece al guiñar los ojos.
ResponderEliminarEnhorabuena por dar ese paso y que veas el mundo más bonito.
Si echas de menos el mundo borroso siempre puedes volver a ponerte tus gafas o lentillas.
ResponderEliminarDe nada.
Pues genial que te vaya tan bien con tus nuevos ojos.
ResponderEliminarUn saludete
Que sabio es no olvidar lo que fuimos!!
ResponderEliminarSi pues yo veo genial y aun asi hay noches ke me acuesto con ese blur... pa mi ke alguien me exa alcohol en al bebida...
ResponderEliminarDavidiego, no sé cómo lo haces para dejar siempre el primer comentario... ¡pero es que a veces acabo de subir la entrada hace ná!
ResponderEliminarDe lo de tus ojos, si el difuminado desaparece al guiñar los ojos es que no estás tan ciego como yo estaba -qué guay decirlo en pasado... :D
Anónimo 1... ¿¡Tú estás gilipollas, o estás gilipollas!? XD
Chache, tú también deberías operarte los ojos para que te los quitaran de las palmas de las manos y te los volvieran a poner en la cara! :D
Anónimo 2;
Intentaré no olvidar, pero la vida es mu perra y a lo bueno se acostumbra uno en seguida.
Dani, tú estás gilipollas también. Y verás todo lo bien que sea, pero de pequeño bien que te creías que el cementerio que veías desde tu habitación eran cebras... ¡toma ya! XD
no son cebras? y ke coño es eso negro y blanco... lapidas??? ea coño... no creo no?... o si?.. eeehh... MIERDA!!!
ResponderEliminarApoyo lo de Anónimo. Aún a riesgo de parecer gilipollas también. Tú no tires las gafas, lo mismo te hacen falta si a veces no quieres ver lo que ves. Yo tengo un par de orejas de madera. A veces me las llevo al trabajo puestas y dejo las de verdad en la mesilla. Son un poco incómodas para ducharse, porque se hinchan con la humedad, pero como las barnizo de año en año en la primavera, ni se me pudren ni le salen florecillas. Luego quedan feas, cuando les salen los tallos.
ResponderEliminarSe me ocurre lo absurdo de recibir una llamada de teléfono mientras estas en casa con las orejas de madera, y las gafas de verlo todo blur. Confundirías el teléfono con la plancha encendida, y, como la madera ni siente ni padece, sólo caerías en la cuenta al olor del pino chamuscado. Y en que han colgado para que no salte el contestador, claro. Y eso, contando con que no tengas un tabique nasal de metal, como Frank Sinatra.
Claro, que eso de que la madera, ni siente ni padece, habría que verlo. (Sin gafas de blur). Es como los peces. ¿Nunca te has preguntado porqué hay mucha gente que pesca en la playa por la noche con auriculares puestos? No es para oír el partido. Son auriculares de esos de obra que no te dejan oír nada. Por si los peces gritan. Yo gritaría si me meten en el agua salada con un anzuelo en la boca. Solucionarían el tema llevándose a la playa las orejas de madera. O, mejor, dejando de tocar los cojones a los pescados, que están ahí tan agustito en salazón.
Mira, ahora que lo pienso, siempre que voy a la playa y me veo ahí al tipo con la caña, el tupperware y los auriculares, me dan ganas de tirar del sedal mientras paseo por la orilla… ¿a quién no? Es como lo de los padrastros de los dedos, a ver quien tiene los santos huevos de tener ahí el pellejillo pegado y no tirar de el. Yo no me fiaría de alguien que deja los padrastros que se curen solos. Me daría poca confianza. Vamos, que mi hija, cuando la tenga, nunca se casará con nadie sin padrastros arrancados o con granos sin explotar.
-No te espachurres las espinillas, guarro, que te van a salir más.
- Si, ya, ¿y si las dejo así, hasta dónde llegan?
Porque una vez leí en la wikipedia, que hubo un hombre que se dejó una espinilla a ver dónde llegaba, y, al final, era tan grande, que le puso nombre y salían los dos de copas. Si no, mira Stephen Hawking. Lo de los agujeros negros se le ocurrió al espachurrarse un punto negro enorme de la nariz.
Definitivamente, te recomiendo no tirar las gafas. Si las llevaras ahora puestas, no habrías leído esto. Ya es tarde.
Feroz, eres mi ídolo musical, de verdad...!
ResponderEliminarTela marinera. Gracias Feroz por tu colaboración, siempre imaginativamente psicodélica -o algo así. ¿Qué droga tomas, en concreto? Bueno, entiendo que lo niegues, no sabes quién puede leer esto... tu mujer no lo sabe... ¿no? ;)
ResponderEliminarY Cari encantada claro. Otra qué tal baila XD
Enhorabuena por tu vuelta a la luz! Los miopes seguiremos levantándonos como si todos los días fuera invierno: entre nieblas.
ResponderEliminarFeroz, brutal!
Anda Popi, veo -sin gafas ni lentillas- que has estado dándote un garbeillo por los posts pasados. Qué bien, así recuerdo una vez más lo afortunada que soy, porque como sospechaba, ya casi ni me acuerdo de lo que era mi vida de "invidente".
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