jueves, 2 de octubre de 2008

Las hermanas Karamazov

Ya de por sí la cámara del móvil tiende a ser más bien limitada -más aún de noche- pero con los nervios que me entraron cuando, estando tomándonos una cervecita en una terraza de Argumosa después de hacer la mudanza a la nueva casa de Heather, vi aproximarse en lontananza a las hermanas Karamazov, me fue imposible controlar el pulso para poder retratarlas en condiciones. Pido disculpas por ello, aunque creo que la foto sirve para hacerse una idea más que aproximada.

Ahí están, pues, Las hermanas Karamazov. El nombre tiene su origen en su previo apodo: “Las espías rusas”, porque desde el principio me parecieron como uno de los personaje siniestros de James Bond, de esos que ocultan una mente cruel bajo una apariencia inofensiva...

Las hermanas Karamazov suelen pasear del brazo, y visten SIEMPRE iguales. Me las imagino por la mañana delante del armario, diciéndose la una a la otra:

- ¿Y qué nos ponemos hoy?… ¿Qué te parece esto?
-Ay, no, es que me eché ayer el café en los vaqueros…
-Bueno, pues ¿qué te parece la falda de volantes con la rebequita encima?
-Ah, vale, que hace mucho que no nos lo ponemos…

¡Con lo fácil que sería comprarse cada una su ropa e ir intercambiándosela! Ni siquiera eso, como tendrán un armario compartido, lo podrían dejar ahí todo e ir tirando... O tal vez cada una tiene su armario, que es una copia idéntica del armario de la otra, con toda la ropa en idéntico orden… huyyy… me dan escalofríos solo de pensarlo…

Seguro que en su infancia escucharon a sus padres comentando entre ellos: “Bah, ya se les pasará eso de vestirse iguales; ya se echarán novio y verás, si es que son cosas de chiquillas…” Y entonces se hicieron una promesa “Nunca, nunca dejaremos de vestirnos iguales.” Y lo juraron sobre… no sé, la Biblia de los Gemelos, o algo…

Y claro, nunca se echaron novio porque ya se tenían la una a la otra. ¿Y por qué no, oye? Con lo que hay por ahí...

7 comentarios:

  1. No me puedo creer que esas dos existan... Has hecho un truco con espejos en la foto, ¿verdad? Por dios, dime que no existen!

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  2. Qué buena notita sobre las hermanas... Cuántas historias deben tener.
    Saludis

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  3. Pero ya están jubiladas y han dejado lo de la tortura, no tienes nada que temer... shhh... tranquiiilooo...

    La verdad es que pagaría por ver su casa. Me pongo a imaginármela y es que se me va la olla...

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  4. Ay, no te entiendo cuando decís se me va la olla!!!!!!!!!!!!
    Que argentino boludo

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  5. Jajajaja... Jo Andrés, tienes razón, perdona! La olla es la cabeza, entonces se te va la cabeza; como si perdieras tus facultades. La frase se usa coloquialmente para todo; cuando te olvidas algo, cuando alguien se pone agresivo etc.

    Un beso para vos y otro para Julián ;)

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