sábado, 11 de octubre de 2008

Por qué me llaman Mónica

Flecha es mi hurón. Le encanta olisquearlo todo; creo que es su forma de “verlo”, porque al parecer los hurones no tienen muy buena vista. Cuando sale de su habitación se da una vuelta general por el salón, y si hay algo nuevo por ahí, en seguida lo detecta y corre a olerlo; una bolsa con botellas que he dejado en el recibidor para llevar a reciclar, la mochila o los zapatos de algún amigo que está de visita… cualquier cosa.

Un día reflexionando sobre esto me di cuenta de es algo parecido a lo que me pasa a mi; cuando estoy en casa, si todo está en “su sitio” es como si no percibiera ningún estímulo, y estoy tranquila y sosegada, pero si hay algo fuera de lugar, es como si el objeto fuera de lugar saltara a mi vista, diciéndome “¡¡¡estoy aquí, estoy aquí…!!!” Si quiero estar “no estimulada”, relajada, tiene que estar todo en su sitio. Por eso cuando por ejemplo hago alguna redistribución de los muebles del salón tardo un tiempo en estar a gusto, hasta que deja de “saltarme a la vista”. Y por eso soy tan ordenada.

Después de esta explicación uno podría imaginar en mí diversos niveles de “manía”; de hecho según la persona y su propio nivel de tolerancia al desorden me ven como más o menos maniática. Cari, por ejemplo, es de las que más me acusa de ser “Mónica”, pero es que ella, utilizando la expresión creada especialmente para su caso, tiene siempre la casa “hecha un genocidio”. Como ejemplo ilustrativo comentaré que durante varios años tuvo inutilizado uno de los sofás del salón, permanentemente cubierto por una montaña de ropa que tapaba "discretamente" con una sábana. Una alumna particular suya le pidió un día ver lo que había debajo, porque siempre le daba la impresión de que era un cadáver. (¡!)

Para continuar mi patética defensa he de decir que procuro no abandonarme a mi manía y tenerla controlada, y cuando viene alguien a casa me gusta que se sientan a gusto, y no ando detrás recogiendo todo lo que van dejando sobre las sillas, mesas etc... y llega un momento en que me consigo olvidar. Casi.

También hago “ejercicios de tolerancia” estando sola, por ejemplo dejando conscientemente cosas sobre la mesita del salón al irme a la cama; la taza, el mando de la tele, el teléfono… aunque me cuesta. Lo cual me recuerda a un episodio de Friends, en el que Mónica se intenta defender de sus amigos que la acusan de maniática. Para ponerla a prueba una noche dejan unos zapatos en el salón de su casa a ver cuánto tiempo puede dejarlos ahí. Ella se va a la cama, y allí reflexiona; Buah, ¿Qué se piensan? ¿Qué no puedo dejar ahí los zapatos toda la noche? (…) ¡¿Y si los recojo y por la mañana me levanto temprano antes de que nadie venga, los vuelvo a poner en el mismo sitio y nadie se da cuenta?!...”

No sé cuántas personas podrían realmente entender esto. Yo sí.

3 comentarios:

  1. He de reconocer un pasado bastante desordenado, excepto en época de exámenes, entonces hasta ordenar mis cosas era más estimulante que ponerme a estudiar...

    Desde que tengo mi casa soy más ordenada, pero ocasionalmente aparecen vestigios de mi pasado, sobre todo en el armario de la ropa!!! XD
    Y lo de darle un buen repaso a la casa antes de estudiar, permanece ¿será que necesito saber que todo está en su sitio para poder concentrarme?

    Alguien me dijo una vez que el orden de tu casa refleja el orden de tu cabeza.

    Ahora que lo pienso, me pasa lo mismo en el despacho, necesito que todo esté más o menos colocado para pensar con más claridad...Uy!!!me estoy asustando un poco...

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  2. Todos tenemos una pequeña Mónica dentro, pero sólo los valientes nos atrevemos a reconocerlo públicamente. Has dado un paso muy importante... ¡Misstake, te queremos! XD

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  3. OH MY GOD por fin lo has escrito! (sorry, llego un poco tarde pero mejor que nunca... heh heh)

    pues a mi me encantaba vivir en tu casa porque sin falta de haber acabado de usar algo, ya magica-misteriosa-e-instantanea-mente aparecia de nuevo en su sitio nada mas soltarlo sin que yo tuviera que hacer nada! Eso si, si dejaba la salera en la mesa pensando que a lo mejor querria echar mas despues, o si dejaba un boli al lado del telefono para ir a coger un papel y apuntar algo, seguramente no encontraba las cosas donde las habia dejado... pero siempre sabia donde estaban;)

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