Sentada en el sofá de mi casa podía ver por la ventana las botas del tío que estaba colgado de la fachada, arreglando unas grietas. En la cocina había un tipo arreglándome el lavavajillas (98 euracos me ha cobrado; me sale más barato un gigoló, pero en este momento me viene mejor no tener que fregar a mano) y sentado a la mesa del salón tenía al técnico de Orange que aquí veis retratado, que había venido a ver por qué no me puedo conectar a Internet –por cierto, reconozco que se me ha ocurrido empezar una serie de “canalillos traseros”.
Me vi así, y pensé “Qué alegoría más acertada de mi vida” Y no porque tenga tíos por todas partes “sirviéndome”, qué diferente sería todo…
Me vi así, y pensé “Qué alegoría más acertada de mi vida” Y no porque tenga tíos por todas partes “sirviéndome”, qué diferente sería todo…
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