lunes, 4 de febrero de 2008

Canto de mi mismo. Walt Whitman (1819-1892)

Yo me celebro y yo me canto,
Y todo cuanto es mío también es tuyo,
Porque no hay un átomo de mi cuerpo que no te pertenezca.

Ando vagabundo e invito a mi alma a que también lo haga
Ando vagabundo y me tiendo a mis anchas a mirar un tallo de hierba estival
Mi lengua, cada átomo de mi sangre, se formaron en este suelo, de este aire.
A mis treinta y siete años, con una salud perfecta
He empezado a vivir, y sólo espero no dejar ya de hacerlo hasta mi muerte.
(…)
Surgen en mí voces reprimidas
Voces de sexo y de lujuria, veladas voces cuyo velo aparto
Voces indecorosas que yo purifico y transfiguro
No me tapo la boca con la mano
y trato con igual delicadeza al vientre que a la cabeza o al corazón.
La cópula no es para mí más vergonzosa que la muerte.
Creo en la carne y en los apetitos,
ver, oír, tocar… ¡Cuántos milagros!, y cada parte de mi ser es un milagro.
Divino soy por dentro y por fuera, y santifico todo lo que toco o me toca
El olor de mis axilas es más hermoso que una plegaria.
Mi cabeza más bella que los templos, las biblias y que todos los credos.
Si hay algo que venere más que a nada en el mundo es toda la extensión de mi cuerpo o cualquiera de sus partes:
A ti venero, arcilla clara mía,
A vosotros, mis bordes sombreados y mis robustos pies,
A ti, la reja de mi arado masculina y fuerte
A todo cuanto hay en mí que se siembre y labore
A ti, mi rica sangre, a ti, jugo lechoso, pálido extracto de fecunda vida,
A ti, pecho que estrechas a otros pechos
A ti, cerebro mío, con tus circunvoluciones escondidas
(…)
Estoy loco por mí ¡Hay tanto en mi de bueno!

Cada momento y todo lo que pasa me llena de alegría.

1 comentario:

  1. Adoro Canto de mi mismo y Hojas de Hierba me parece un ejercicio poético alucinante. Ese loco barbudo era genial.

    ResponderEliminar