sábado, 2 de febrero de 2008

Estaciones

Los meses no son verdad; son una arbitrariedad humana. Las semanas tampoco son verdad. Ni las horas, ni los minutos, ni los segundos…

Los días sí son verdad; una vuelta de nuestro planeta sobre su propio eje. Los años también son verdades irrefutables; una vuelta completa alrededor del sol, de ahí no hay nada que rascar -bueno, un día extra cada cuatro años; este año nos toca recuperar. Pero son verdad. Igual que las estaciones.

Las estaciones me encantan; las tengo cariño. Me gusta la sencillez de la lógica de cuándo entra cada una; al verano lo da entrada el día con la noche más corta, el invierno empieza el día con menos tiempo de luz. Y la primavera y el otoño empiezan en los equinoccios; los días con igual tiempo de luz que de oscuridad.

Me encanta cómo las estaciones nos decoran los años. Me gusta esa manifestación de la naturaleza; esa manifestación de vida tan abrumadora y humilde a la vez.

Suelo intentar solapar que tengo una estación favorita, porque me parece injusto para las demás; es como tener un hijo favorito… está feo. Pero es que la primavera… toda esa vida estallando después del letargo… Incluso en la ciudad no hay quien la retenga; en las ramas desnudas de los árboles de las calles empiezan a despuntar brotes de color verde claro, tiernos pero llenos de fuerza. Aparecen grupitos blancos de margaritas diminutas diseminadas por el césped de los parques, amapolas en los solares desocupados, hierbas sin pedigrí se abren paso entre las grietas del asfalto… Las jardineras de mi casa desbordan literalmente de flores y empiezo a abrir las ventanas para que entre el aire cálido, que huele distinto; huele a primavera.

Y bueno, ya en el campo… en el campo la primavera es una espectacular orgía para los sentidos.

La primavera cambia hasta nuestro humor; nos pone mucho más fácil estar contentos; yo empiezo a llevar la canción “Here comes the sun” en la cabeza como banda sonora y una sonrisa en la cara entre bobalicona y satisfecha, mientras ando por las calles de mi barrio, que son las mismas de siempre pero parecen otras.

Por eso aunque aún quedan 49 vueltas sobre nuestro eje para que empiece la primavera, yo ya estoy haciéndole un sitito en mi pecho.

2 comentarios:

  1. Pues a mi en primavera me da una alergia de aupa, eso si, entre mocos estornudos etc.. se pueden empezar a ver los primeros destapes, veanse tetas y culos... tambien mencionar a esos petitas con sus cañitas al sol, viendo como no tetas y culos.. y en mi cabeza la cancion que rula es la de "primavera trompetera" de los deliqüentes, ya que es un rollito asi flamenquito super alegre que anima a salir a la calle aunque te estalle un poco la pituitaria.

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  2. La primavera, la primavera. Esa es mi estación. No es que te haga la pelota (porque antes te he dicho que me gustaba una película que tienes como favorita en tu perfil), sino que es verdad y punto. Estaba pegando un repaso a tu blog y me parece muy interesante lo que cuentas. La primavera, y después el verano. Lo siento por los alérgicos, que es verdad que lo pasan muy mal, pero... las niñas se ponen guapísimas ;D, bueno aparte de eso me gusta mucho el renacer de la naturaleza, me hace sentir mejor.

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