Pues sí; casi un mesecito me ha tenido Telefónica sin Internet. Ni me voy a molestar en narrar el kafkiano laberinto de llamadas por el que me han hecho deambular interminablemente, que estos impresentables no se merecen ni una línea –y ya van casi cuatro.
Confieso que ha sido peliagudo lidiar con el síndrome de abstinencia, consecuencia de la brusca retirada de mi objeto de adicción -Internet- pero afortunadamente he contado con una ayuda inestimable para sobrellevar mi rehabilitación; Velcro y Vega, los dos hermanitos felinos refugiados temporalmente en mi hogar, va ya para veinte días.
Confieso que ha sido peliagudo lidiar con el síndrome de abstinencia, consecuencia de la brusca retirada de mi objeto de adicción -Internet- pero afortunadamente he contado con una ayuda inestimable para sobrellevar mi rehabilitación; Velcro y Vega, los dos hermanitos felinos refugiados temporalmente en mi hogar, va ya para veinte días.
Y qué queréis que os diga, es que no hay color; pasar las tardes mirando la pantalla del ordenador, dando vueltas por el ciberespacio durante horas –convertida yo misma en una especie de Póster... y para rematarlo, después de un par de horitas, el portátil se recalienta y el ventilador se pone a soltar su alarido/zumbido infernal: “fuuuuuuuuuFUUUUUUUU...” trepanándome los oídos y metiéndoseme hasta el alma; no os podéis imaginar lo irritante que puede llegar a ser. Algún día hasta he llegado a ponerme tapones para los oídos, con eso os digo todo.
Pues de eso, he pasado a disfrutar mis ratos de ocio apaciblemente tirada en el sofá, libro en mano –no me queda mucho más; sin tele, sin internet- pero francamente, digamos que lo del libro no es más que una mera excusa del guión; la mayoría del tiempo lo dejo posado sobre el pecho cual mariposilla de papel, mientras sigo fascinada las aventuras de Velcro y Vega: jugando juntos ¿al fútbol? con un ratoncito de juguete, pegándose carreras como posesos y trepándose por donde pueden, cazándose mutuamente... son todo un chou. Otras veces dejo el libro a un lado, cojo la cámara y me convierto en una suerte de paparazzi gatuna, persiguiéndoles por toda la casa.
Llevaban los enanos apenas unos días conmigo cuando les vi una tarde a los dos muy juntitos y amorosos en el sillón donde les gusta echarse la siesta. Parecía que Velcro le estaba haciendo carantoñas a Vega muy insistentemente... pero en seguida me di cuenta; ¡estaba mamando de ella! Me enterneció un montón; me recordó a cuando Flechita, pobre, se mamaba a sí misma los primeros días de estar en casa. El caso es que cogí la cámara y me puse a grabarles; mientras lo hacía tenía la extraña sensación de ser una voyeur o algo así -lo comprenderéis al ver la cara de auténtico placer (¿incestuoso?) de Vega en el vídeo.
Después de observarles se me ocurrió que muy probablemente no fuera la primera vez que lo hacían –que eso sería como su “dirty little secret”, o algo así- y confirmé mis sospechas cuando más tarde fui a coger a Vega y noté que tenía la tripita mojada por las babas de Velcro... y recordé que efectivamente uno de los primeros días había notado lo mismo y no había sabido explicarme la razón –pues ya la conocía.
Hablando anteayer con Amanda La Rescatadora, le comenté lo que les había visto hacer: “¿Siguen haciéndolo, todavía?” -me preguntó enternecida- y me contó que toda la camada de otros cuatro gatitos solían mamar de Vega; todos de ella, y sólo de ella –no de otra hermanita, que las había- y que le dejaban siempre la tripita empapada!
Qué tierno!
ResponderEliminarOlvídate de internet. Libros, gatos y amigos, para qué quieres más ( y una radio).
miau!
Jajaja, ¡si los tienes repes!,¡como molan!, en la foto (1,2,3,4,5)en la quinta foto, parece que lleva unas zapatillas de andar por casa de esas que son unas zarpas enormes, pero no... son suyas, jeje. Son preciosos, estoy dejando el teclao encharcao de babas, estoy con Davidiego, ¡para que más!
ResponderEliminarQué bonitas fotografías! siempre es un placer volver a leerte, Laura.
ResponderEliminar@Davidiego. Con internet hay que tener mucho cuidado, porque engancha. Hay que cuidar la vida real. Y efectivamente, ¡he re-descubierto la música de fondo!
ResponderEliminar@Bro. Molan los mininos, ¿eh? Aparte de tiernitos son la caña.
@Vicent. ¡Siempre es un placer leer tus comentarios! Las fotos... ya pueden ser decentitas, porque son "The best of" infinitas fotos en las que salen borrosos porque no paran de moverse! Por eso tengo bastantes de ellos durmiendo... ;D
Como molan los felinetes! un dia se los presentamos a trasgo si te parece bien, si, es un perro raro.. le caen bien los gatos, las vacas, los caballos etc..
ResponderEliminarEl otro dia tuve la genial idea de buscar en google en la parte de imagenes, la frase "perros disfrazados", no tiene desperdicio, risas aseguradas. Te rulo el link para que te sea mas comodo:
http://www.google.es/search?tbm=isch&hl=es&source=hp&biw=1152&bih=543&q=perros+disfrazados&gbv=2&oq=perros+disfrazados&aq=f&aqi=g10&aql=&gs_sm=e&gs_upl=1338l4816l0l5303l20l18l1l5l6l0l243l1983l0.8.4l12
Que alegría volver a leerte! Los mininos son una autentica preciosidad. Yo tengo uno de 1 año y algo y he de decir que también tenemos nuestro momento "top secret", porque él hace exactamente lo mismo conmigo que velcro con vega... xD cosas de dueñas neuróticas jajaja
ResponderEliminar¿Cómo que para qué Internet? Pues para pasar ratos tan agradables como este; yo los he echado de menos estos días.
ResponderEliminarLos gatitos son preciosos. ¿Se llevan bien con Flecha?. A ver si nos deleitas con algunas imágenes de los tres juntos.
Besos.
Alicia.
Dani, ¿en serio le molan a Trasgo los gatos? Jo... qué majo. Es un poco rarete, ¿eh?
ResponderEliminarY sí; las fotos de perros disfrazados son la bomba. Yo las descubrí hace tiempo con Heather buscando disfraces para Halloween, y lo que nos pudimos reir!
Emily... ¿Cómo, cómo, cómo...? ¿¿Que tu gato mama de ti, de tu mama?? Qué fuerte, ¿no? o_0 Y tú ahí confesando sin coacción ni ná de ná... ¡una valiente! :D
Pues sí Alicia; Internet es como todo; hay que saber usarlo -y este receso me ha servido para saber dosificarme algo mejor.
En cuanto a los mininos y Flecha, se llevan aceptablemente; ya dedicaré un post al trío bestialista -con su vídeo y tó.
Si a Trasgo le gustan los gatos, de echo el otro dia en el veterinario lo dejo a uno chorreando de los lametones que le pegó. Encima era un cachorro, con lo que con medio lenguetazo el gato estaba ya para escurrirlo como un trapo de cocina, jeje
ResponderEliminarNoooo jajajaja, de la mama no, de la barriga que es donde se supone que estarían las mamas de su madre :)
ResponderEliminarPor cierto, soy Emily
ResponderEliminarUn placer volver a verte por aquí Laura. Un brazo.
ResponderEliminarNo es tan raro que a un perro le gusten los gatos, a mi Golfo le encantan, cuando ve uno corre a jugar con el, pero en cuanto le bufan se para en seco y te mira como diciendo, "pero¿porque a mí?, ¿yo que he hecho?"
ResponderEliminarCuando le llevé un gatito a mi hija, no queriamos que tuviera contacto con el Golfo (por las vacunaciones y tal) y el mamón, nos robaba el cachorrito, se lo llevaba a un rincón y lo dejaba calao no, chorreante.
Pero vamos lo de Golfo, no es sólo con los gatos, le pasa con hurones, gallinas, caballos, ardillas, en general cualquier mamífero y en especial con los cachorros, se le pone una cara de ternura...
Cristina/Emily, me dejas más tranquila! En serio... :D
ResponderEliminarCarlos, muchas gracias por el brazo: a veces una mano es insuficiente... XD
Bro, qué bueno lo de Golfito; me ha encantado sobre todo lo de que raptara al gatito!! Es que me lo como...