lunes, 18 de octubre de 2010

Una lección de estoicismo

Como buen hurona que es, a Flecha le encanta fisgar por todos lados; en cuanto abro algún armario se lanza a olisquear lo que normalmente le es inaccesible. Por eso el viernes pasado, cuando abrí mi cama abatible para rebuscar entre la ropa de invierno –aún tengo pendiente el dichoso “cambio de armario”- le faltó tiempo para meterse a huronear entre la ropa de cama, toallas y demás cosas que guardo en el canapé. Yodita, que también andaba por allí, se unió a la exploración –Flecha le suele hacer de guía en los divertimentos de la casa- y allí estuvieron los dos, ora husmeando, ora jugueteando en aquel espacio normalmente inaccesible para ellos. Yo estaba encantada de verles ahí, compartiendo juegos como dos hermanitos bien avenidos, y les dejé la cama abierta un rato mientras acababa de arreglarme.


Cuando llegó la hora de salir de casa, puse fin al divertimento de ambos, y llevé a Flecha a su cuarto. Aunque poco a poco he perdido el miedo a que alguno de los dos salga herido en una interacción un poco más efusiva de la cuenta, todavía prefiero evitar la ocasión, y me quedo más tranquila si  en mi ausencia tienen una puerta de por medio; más de una vez he oído un bufido de mala leche de Flecha o de Yoda, y he tenido que mediar entre ellos. Además iba a pasar la noche fuera, y eran demasiadas horas para que estuvieran ahí los dos sin supervisión materna.  En fin, que tras dejar a Flecha en su sitio, cerré la cama, cogí el bolso y me piré.

Al volver a casa al día siguiente sobre el mediodía me extrañó que Yoda no viniera a recibirme, y no verle por el salón. Fui a mi habitación a dejar el bolso y demás, y supuse que me le encontraría dormido en la cama, pero allí tampoco estaba. De repente oí su maullido. “Anda mira, ya no solo maúlla para pedir comida” –pensé- Pero ¿dónde está?” Le oía muy nítidamente, pero por más que miraba por todos los rincones, no conseguía verle. Agucé el oído y por fin me pareció descubrir la procedencia de los maullidos... “oh-oh... aquí hay gato encerrado” Abrí la cama, y efectivamente, de allí emergió el pobre Yoda.

Todo el sentimiento de culpa del que soy capaz se agolpó en mi alma cuando me di cuenta que el bichejo había estado allí encerrado casi veinte horas. Hasta que vi que el tío estaba tan pichi;  aparte de que salió desperezándose, ni corrió a beber, ni se había meado ni cagado dentro... ninguna evidencia de padecimiento. Yo creo que cuando vio que no podía salir entró en modo hibernación. Cuando oyó ruido fuera despertó del trance y a maullar. Y ya salió tan ricamente.

Desde que Yoda está en casa me he dado cuenta de que los gatos son de lo más zen...  haríamos muy bien en aprender de ellos.

7 comentarios:

  1. y no se metería justo antes de que llegaras? a lo mejor Flecha andaba por allí y Yoda disimulaba mientras volvía a su cuarto...

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  2. Tendrás que averiguar como se metió allí?
    Como tienes "todavía" lo de invierno guardaito se encontró calentito en el canapé.
    Espabila en sacarla que ya está aquí el frio:)

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  3. Pues si se metió solito es que es un super-gato, porque la cama pesa, la condená. Aunque me enternece pensar que Flecha y Yoda pudieran haber confabulado juntos... :D

    Laura: no es que se metiera, ¡es que no salió antes de que yo cerrara, la pobre criatura!

    Respecto a la ropa de invierno, estoy haciendo el cambio paulatinamente. La ropa de verano ya está lavada, doblada y fuera del armario. Ahora toca sacar la de invierno de debajo de la cama y guardar la de verano en su lugar. Pero es tal c***zo que suelo ir dejándolo hasta que no tengo más remedio. Y aún no ha llegado el día.

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  4. Ejem... te has parado a pensar que los gatos, según la tradición, tienen 7 vidas?

    ...y, bueno, que Yoda, en cerca de un mes que lleva con nosotros... ya ha gastado 2?

    Pd: ...por favor, me pone con la Protectora de Animales?

    Besos de cuenta atrás... tic, tac...

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  5. Bueno ya sabes lo que se dice, que los humanos no tienen gatos, son los gatos los que deciden tener un humano en su vida...

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  6. Pero qué malaje eres, Kum*; ¿No habíamos quedado en que el gato salió tan pichi? Por cierto, que la jodía de Pili dijo lo mismo... :)

    Sí Vicent, ya había oído lo de los gatos tienen personas, y no viceversa. Y parece que Yoda ha decidido cambiar de casa, porque su periodo de acogida se aproxima a su fin... ¡maldita criatura del averno! (como diría Cari)

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  7. Hola, Laura.

    Soy Guillermo, de Escrito en la pared. Lo primero muchas gracias por la imagen, había visto la obra desde el coche, sin fotografiarla, y la verdad es que a la hora de recopilar ni me acordé. Quería pedirte poder utilizar la tuya cuando haga el miscelánea de este mes. Puedes escribirme a guillermodelamadrid@gmail.com

    Gracias (si quieres, borra este comment después).

    Un saludo!

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