Hace ya casi 60 años, en Madrid, Teresa y Alberto esperaban su primer hijo. Teresa estaba muy ilusionada viendo como su tripita iba creciendo día a día. Cada tarde al volver del trabajo, Alberto se sentaba a su lado y ponía la mano sobre su vientre, esperando sentir una patadita de su primer hijo.
Llegando al sexto mes de embarazo Teresa se empezó a sentir cada vez más cansada. Poco a poco fue perdiendo fuerzas hasta que apenas podía andar. Cuando empezó a perder la vista, ingresó en el hospital, y allí entró en coma. La vida de Teresa corría riesgo si no se interrumpía su embarazo, pero en el hospital le explicaron a Alberto que el bebé no sobreviviría fuera del útero. Alberto no quiso perder a Teresa, y pidió que le hicieran una cesárea para intentar salvar su vida, sabiendo que perdería al bebé.
Teresa fue intervenida estando en coma. La criatura que le sacaron del vientre era una niña diminuta, como un gatito recién nacido. La posaron sobre una palangana y comenzaron a cerrar. De repente un llanto de bebé llenó el quirófano; la niñita quería vivir. Pesaba apenas 750 gramos y aún no tenía la piel y el estómago formados.
Unos días más tarde Teresa despertó del coma y no pudo contener las lágrimas de alegría cuando Alberto le dijo que eran papás de una heroica niñita, Más aún lloró el día en que, dos semanas después, recuperó la vista y pudo por fin verla.
Maite, que así se llamó la niña, fue alimentada con una leche especial que el hospital hacía traer de Alemania hasta que su estómago de desarrolló, y durante un año su piel tuvo que ser cubierta permanentemente con una capa de vaselina hasta que fue suficientemente fuerte.
Esta bonita historia me la contó hace unos días aquella niñita que es ahora una mujer maravillosa, una alumna mía.
Llegando al sexto mes de embarazo Teresa se empezó a sentir cada vez más cansada. Poco a poco fue perdiendo fuerzas hasta que apenas podía andar. Cuando empezó a perder la vista, ingresó en el hospital, y allí entró en coma. La vida de Teresa corría riesgo si no se interrumpía su embarazo, pero en el hospital le explicaron a Alberto que el bebé no sobreviviría fuera del útero. Alberto no quiso perder a Teresa, y pidió que le hicieran una cesárea para intentar salvar su vida, sabiendo que perdería al bebé.
Teresa fue intervenida estando en coma. La criatura que le sacaron del vientre era una niña diminuta, como un gatito recién nacido. La posaron sobre una palangana y comenzaron a cerrar. De repente un llanto de bebé llenó el quirófano; la niñita quería vivir. Pesaba apenas 750 gramos y aún no tenía la piel y el estómago formados.
Unos días más tarde Teresa despertó del coma y no pudo contener las lágrimas de alegría cuando Alberto le dijo que eran papás de una heroica niñita, Más aún lloró el día en que, dos semanas después, recuperó la vista y pudo por fin verla.
Maite, que así se llamó la niña, fue alimentada con una leche especial que el hospital hacía traer de Alemania hasta que su estómago de desarrolló, y durante un año su piel tuvo que ser cubierta permanentemente con una capa de vaselina hasta que fue suficientemente fuerte.
Esta bonita historia me la contó hace unos días aquella niñita que es ahora una mujer maravillosa, una alumna mía.
Es que cuando alguien quere vivir, no hay nada que se lo impida.
ResponderEliminarUn bella historia.
Un saludete
Sí que es una bonita historia.
ResponderEliminarhay historias reales que parecen sacadas de películas...
ResponderEliminarSis, como casi siempre coincido contigo, la realidad a veces supera la ficcion.
ResponderEliminarUn bebe y unos padres muy valientes.
si... pero la pareja a los 2 se divorcio y el tio perdio su casa y la mitad del negocio, mas la mitad del sueldo para la manutencion de la niña... y ahora ke???? a ke es para haberla dejado?? :P
ResponderEliminarno hay final feliz sino historia sin acabar....
ResponderEliminar(Por cierto la potestad de la niña se la llevo la madre, claro esta..)
Si es verdad; la historia parece sacada de una película. De una película, no de un culebrón, Danny! Que nos gusta mucho el drama! XD
ResponderEliminarMisstake; veo que ya estás de vuelta... cómo os lo habéis pasado, jodíos! :D
60 años y alumna.
ResponderEliminarNo se puede decir que haya cambiado ni una milésima su actitud ante la vida: no darse por vencido, ganas de ir más allá...
Anonimó, ¡Cuánto tiempo sin ver ese nick! :)
ResponderEliminarLa verdad es que tengo algún otro alumno de esa edad, pero esta mujer es de verdad maravillosa... y curiosamente -aunque no tiene nada que ver- tiene un hijo y una hija que se llevan tres años, pero ambos nacieron el mismo día, el 2 de junio, que es el día de mi cumpleaños! (No pegaba en absoluto contarlo en el relato pero mira, me quedo a gusto soltándolo aquí. :D)