viernes, 30 de noviembre de 2007

¿Qué es guay?

En mi adolescencia pensaba que era guay cepillarme los dientes delante de otra persona, en plan casual; en las acampadas, en los viajes… Esto me duró hasta los veintipocos, cuando con valentía confesé mi secretillo a mi amigo Mike. Entonces él se sintió libre para confesarme a su vez que cuando él era pequeño tenía un compañerito en el cole que andaba con los pies para dentro, y él pensaba que era guay –o cool, porque es guiri- así que él intentaba emularle andando igual. Todo esto, varios años más tarde, se lo comenté a mi amigo Steve, quien, claro está, también tenía su pasado cool; él bostezaba y se hacía el aburrido en las fiestas. ¿Quién sino un tío super-guay podría hacer esto? ¡Obvio!

Total, que me dije: en esto hay que profundizar más. ¡Con lo que a mí me gusta eso de coger una preguntita e ir haciendo encuesta entre a las amistades! Así fue como descubrí que a Pili le parecía guay -incluso tal vez aún se lo parece, ¿no Pili?- ir andando, por ejemplo en el metro, con el libro que se esta(ba) leyendo no en la mano, sino debajo del brazo. Y la mano en el bolsillo.

Sé que he recibido más respuestas, pero maldita sea, no las apunté y espero recordarlas en otro momento. Pero ahora os pregunto a vosotros: ¿Qué es esa cosa que pensabais que era guay; eso que hacíais y os sentíais… guays? Y si sois osados; ¿Qué es lo que os hace sentiros guays ahora?

jueves, 29 de noviembre de 2007

No lo hagáis

Pues os cuento lo que me acaba de pasar: Tres de la mañana, en la cama desde la una y media, intentando en vano quedarme dormida. Apago la luz. Nada. Enciendo. Escribo un poco en mi cuaderno, leo lo escrito, apago la luz. Nada. Ya a las tres decido rendirme; esto no va por buen camino. Así que en vez de perder el tiempo intentando dormirme voy a espabilarme del todo, que total mañana no me levanto pronto y sólo curro tres horas y media. Plan alternativo; me hago una tilita... y unas castañitas, ¿por qué no? Me levanto de la cama y voy a la cocina. Abro la redecilla roja de castañas que compré ayer, y echo unas cuantas en la bandeja del horno. Sin hacerlas el cortecito, que no me apetece. Total, si explotan, que exploten, tampoco pasa nada.

Me llevo el portátil a la cama y me pongo a escribir mientras se hacen las castañas. Oigo una explosioncilla. Jeje. Sigo tecleando. Otra explosioncilla. Y otra más. Y otra. Total, que decido ir a la cocina. Saco la bandeja del horno... migas, metralla de castaña por todo el horno y también en la bandeja... "Huy, esto me lo como yo, tostadito... qué rico. Y qué bien huele...". Después de comerme las miguitas... "Bueno, al lío." Cojo una castaña y con cuidado para no quemarme la boca la muerdo un poco para pelarl... ¡¡BUUMMM!! ¡Me explota en la boca!¿Y sabéis qué? Metralla de castaña ardiendo por toda la cavidad bucal... bastante peor que mozzarella pegada al paladar; mal rollito.

Así que como todos sabemos que para las quemaduras hay que poner la zona afectada debajo del chorro de agua fría, ahí me veis a mí con la lengua fuera, debajo del chorro. Y cada vez que cerraba el grifo -"bueno, yo creo que ya"- me ardía la lengua; y otra vez a sacarla, a ponerla debajo del chorro.

Como una no olvida sus principios ni en estas tesituras, he puesto una olla debajo para no desaprovechar el agua. Mañana regaré las plantas con ella.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Bicicrítica

Ni me lo curro; corto y pego de la página web de bici crítica. Lo dicen tan bien... :) Nos vemos por allí.

Pues si, en noviembre, el 29 para ser exactos, volverá a haber Bici Crítica. Ya sabes ese encuentro fortuito de ciclistas en un mismo lugar (la plaza de Cibeles) y a una misma hora (las 20:00h) que acaban recorriendo junt@s la ciudad en pelotón sin cabeza, a salvo de las cajas de una tonelada que echan humo, y es que hay quien necesita una tonelada larga de hierros y quemar gasolina para moverse, otr@s nos apañamos con 12 kilitos de hierros y nuestra propia fuerza
Así que si a tí también te ocurre que justo ese día y a esa hora pasas por ese lugar, seguro que te entran unas ganas irrefrenables de compartir la calle con 500 bicis (que ocupan menos que 80 coches) y recorrer junt@s Madrid. Y de paso traete UNA MASCARILLA, para mostrar que la polución un Madrid no es culpa de los ciclistas!!


bicicrítica.ourproject.org/web/

lunes, 26 de noviembre de 2007

El arte de vivir

Estos son algunos extractos del libro de Ramiro Calle que acabo de leerme; consiste basicamente en cuentos muy breves de origen diverso, comentados luego por él. Si estáis en vena, es muy recomendable. (Tú Dani, conociéndote, y por lo que he visto en tu comentario de "Coprolalia", no hace falta que leas el resto de esta entrada, porque no creo que sea lo tuyo... XD)

El apego a opiniones, los prejuicios, la atención negligente y la apatía oscurecen el entendimiento. El trabajo de la consciencia consiste en ir eliminando los oscurecimientos mentales e ir intensificando la luz de la consciencia y la transparencia del discernimiento.

 
Ni siquiera a la acción más entrañable hay que tenerle apego o aferramiento. “Haced como si no hicierais”, dicen los maestros; estad en la acción, pero sin reacción; entregaos a la acción del momento, con la mente alerta, y si laváis los platos, laváis los platos, y si camináis, camináis, pero no os angustiéis, no os dejéis arrastrar por el pasado ni por el futuro. Si estáis viajando y cuando os encontráis en una ciudad, ya pensáis en la próxima, ni estáis en la ciudad del presente ni nunca estaréis tampoco en la próxima cuando a ella lleguéis. (…) No os obsesionéis por los resultados y renunciad mentalmente a los mismos, que ya vendrán por añadidura, pero no antes por mucho que os angustiéis.

(...) Es inútil y muy poco saludable enervarse y atormentarse queriendo que lo que no puede ser de otra manera lo sea. La persona que actúa así vive oponiendo una resistencia innecesaria que termina por quebrarla prsíquicamente, pues no hay ninguna posibilidad de reparar lo irreparable o modificar lo que no puede sr cambiado. Ello debe ser aceptado consciente, lúcida, paciente y sosegadamente.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Thanksgiving (Acción de gracias)

Gracias por los excesos hedonistas, gracias por los happy fags, gracias por los raptos de lucidez, gracias por los orgasmos no fingidos, gracias por mi camiseta nueva de Venice beach, gracias por mis adidas nuevas viejas, gracias por las pepas -ya os contaré algún día...-, gracias por las sorpresas buenas, gracias por mi edredón, gracias por la disolución de "La oreja de Van Gogh" -aunque sigue la tía-, gracias por los arcoiris (pfff... esa iba de coña), gracias por las clases que me cancelan pero me las pagan igual, gracias por mis fines de semana de tres días, gracias por las gracias -las graciosas y las no tanto, como esta.

domingo, 18 de noviembre de 2007

¡Viva la pluma!

Tengo un edredón nuevo. Un edredón de plumas. No parece gran cosa, pero a mí me hace los días un poquito más gratos.

Cuando me despierto por las mañanas, no muy pronto, aún me quedo un rato en la cama remoloneando, con los ojos cerrados, haciéndome creer a mí misma que todavía no me he despertado. Me abrazo a mi edredón, y siento como mi edredón me abraza a mí, irradiando calorcito, casi como si fuera mi aura.

Y cuando por fin reúno el coraje de poner los pies en el suelo, o no tengo más remedio que hacerlo, para coger el teléfono que inoportunamente suena, para ir al baño… y me doy cuenta de lo bien que estaba debajo de mi edredón nuevo de plumas… me hago un té rapidito, me llevo el portátil a la cama y me entretengo leyendo mi correo, tomándome mi té, abrazadita a mi nuevo amigo.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Tarobá y Naipí


Tarobá y Naipi se habían levantado antes del amanecer. Habían oído hablar de unos acantilados de arcilla a orillas del río donde cientos de guacamayos y pequeños loros se reunían las primeras horas del día, y si querían ver aquel bello espectáculo tenían que llegar muy temprano.

Caminaban en la oscuridad, con sus linternas. Tarobá iba machete en mano, mirando bien el suelo que pisaba y no permitiéndose perder la atención en todos los peligros potenciales; desde que le había picado la serpiente estaba en constante alerta. Naipí aún cojeaba tras su caída persiguiendo el lagarto, pero se había propuesto no perder su buen humor; caminaba observándolo todo, cada orquídea, cada caminito de hormigas… De repente ambos oyeron un zumbido extraño, y vieron una enorme nube negra saliendo del suelo; habían pisado un avispero. Empezaron a correr tanto como podían, pero el tobillo de Naipí estaba resentido y se iba quedando atrás. Cuando Tarobá dejó de correr y se dio la vuelta vio a Naipí acercándose en la distancia con la mano en el cuello y la cara contraída; tenía dos picaduras, que trataron con un ungüento que tenían en el botiquín.

Cuando llegaron al río que tenían que cruzar a nado se quedaron sobrecogidos; era mucho más ancho de lo que esperaban. Llevaban unos flotadores hinchables para poder transportar las mochilas y que no se mojaran, de modo que lo dispusieron todo y se metieron al agua. Tarobá tuvo la precaución de atarse el flotador a la cintura para no perder el control de la mochila, y logró, aunque agotado de luchar contra la corriente que le llevaba río abajo, llegar a la otra orilla. Naipí era muy buen nadador y no vio necesaria tanta precaución. La corriente, sin embargo, era más fuerte de lo que había calculado, perdió el control de su mochila y se le escapó de las manos, así que tuvo que dejarse arrastrar por la corriente para alcanzarla; afortunadamente se quedó enganchada en unas ramas caídas en el río y la pudo recuperar. Cuando llegó a la otra orilla estaba extenuado y se había hecho varios raspones en las piernas con las ramas.

Supieron que se estaban acercando a su destino por el concierto de chillidos que cada vez oían más alto. Los primeros rayos de sol se proyectaban sobre el acantilado cuando por fin pudieron verlo; cientos de loros y guacamayos de varias especies se posaban allí y en los árboles cercanos, entre un ruido ensordecedor. Quedaron sobrecogidos por la grandiosidad del espectáculo, y durante mucho tiempo no hablaron. Después Tarobá dijo con una sonrisa de satisfacción: “Realmente... ha merecido la pena todas las vicisitudes que hemos pasado.” “Si, ha merecido la pena” -contestó Naipí. Después añadió con una sonrisa resignada: “Y ¿Sabes? Tal vez tenías razón, Tarobá, en ser tan cauto; no lo sé. Pero lo cierto es que en lo que queda de camino voy a ser cauto yo también; en este momento no me puedo permitir sufrir más heridas.”

jueves, 15 de noviembre de 2007

Coprolalia

Coprolalia. (del griego κoπρος, excremento, y λαλεoν, hablar) 1. f. Tendencia patológica a proferir obscenidades.

¿Alguna vez os ha pasado que estáis hasta la polla, intentáis analizar el sentimiento, y lo único que os sale es "estoy hasta la polla" o "me suda la polla..."? A mí sí. Y no sé si proferir exabruptos me ayuda a liberar tensión o me pone de más mala hostia aún, pero ¿sabéis qué? Me suda la polla; que le den por culo al nirvana (y eso que estoy leyendo Ramiro Calle)

Supongo que podría intentar explicar por qué estoy hasta la polla, pero eso iría en contra de lo que dice el primer párrafo, y hay que ser coherente incluso en las circunstancias más adversas. Además qué cojones, paso de dar el coñazo al personal.

En fin, para resumir; no estoy triste, no estoy enfadada, simplemente estoy hasta la mismísima punta de la polla. Y a ver quién tiene los huevos para decirme que no tengo una.






La virgen y el niño. Alberto Durero.

¡¿Y esto qué es?!



Y esto ¿Qué eeeesss? Yo puedo llegar a contaros la mitad que me sé. A partir de ahí estaremos igual de perplejos:

... Pues esto es un "objeto" que tenía Jara, mi sobrina de cuatro años. Que, deduzco, antes de salir de casa pensó "Ah, me voy a llevar esto...(que me gusta/a ver si lo pierdo)" Indagué sobre su procedencia y por lo visto venía en un huevo, esos de las máquinas.

Entonces, aquí es donde ya no entiendo más. O sea, ¿Una serpiente de tres cabezas, pero sin rabos? ¿Una flor encima? ¿Todo eso encima de un corazón (amarillo)? "Y claro, no nos olvidemos del osito/gatito-llavero, que si no, no está completo..." -dijeron las chinas mientras los cosían y los montaban. Y luego los metieron en huevos y ahora los venden en máquinas en las que lo que te salga te salió, no puedes reclamar a nadie; te la jugaste, y perdiste. Tus dos euros perdidos. "Mierda, no me ha tocado la que tenía la pelotita super saltarina con purpurina dentro... bueno, "esto" tampoco está mal..." Y mi sobrina se auto-lavó el cerebro tan bien, que sale de casa ¡y se lo lleva!

¡Qué peligro tienen los chinos!

martes, 13 de noviembre de 2007

El que esté libre de pecado...


En sus primeros pasos en este mundo aún no era consciente; le llevó un tiempo darse cuenta de que había nacido con el estigma. Él se veía normal, uno más, pero poco a poco se fue dando cuenta de que la mayoría de la gente le miraba con desconfianza cuando le veía llegar. Para algunos, cierto es, pasaba desapercibido; otros incluso negaban que fuera diferente. Esto parecía reconfortarle, hasta que esas mismas personas, cuando algo les salía mal, le utilizaban para quitarse toda responsabilidad y decían con desdén "Claro, qué se podría esperar... es que es Martes 13" A veces medio en broma, pero a él le dolía igual.

Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Maternidad/Ron Mueck

Me decía el otro día Cari que hace unos años pensaba que si le entraba el instinto maternal demasiado tarde, siempre podría adoptar, pero que últimamente ha ido bajando el listón y que ahora como mucho tendría un crío -ese es el término que suele utilizar, que a mí me suena un poco desapegado- en acogida, un añito o así y fuera. "Si se criaran en tres años sí que tendría un hijo biológico... ¡y varios!" Vale. Al menos mientras se mantenga dentro del género humano y no se pase a acoger cachorros para la ONCE, que es lo que creía que me iba a decir, aún hay esperanza.

Yo por mi parte, ya tengo un hurón.


El caso es que hace no mucho me sorprendía que ninguno de mis amigos se hubiera animado a traer una criatura al mundo, pero en el último año parece que todos los que habían estado postergándolo han pensado que ya no podían postergarlo más, y en estos momentos tres de ellos están embarazados. Yo me alegro infinitamente, porque todos están muy contentos, y seguro que van a ser unos papás maravillosos.


Las imágenes que acompañan esta entrada son esculturas de Ron Mueck, un escultor australiano. Si os gustan, meted el nombre en Google y vais a alucinar. De hecho hay otra foto de la escultura de la mamá con el bebé, tomada desde un ángulo más "revelador", que es impresionante.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Mi compañera de piso

Esta es Flecha. Lleva conmigo un año y medio, y aunque es un poco tonta, me da una vidilla...
Por las mañanas le encanta subirse a mi cama, bucear por debajo del edredón y buscar un poco de "chicha" para morder. Yo le disculpo, porque la pobre es esclava de sus genes, y porque sé que no lo hace a mala leche, sino que busca provocarme para jugar conmigo y que le de un poco de vidilla yo a ella también. Si me pilla de buenas, le sigo el rollo como puedo. Si no, la cojo y la pongo en el suelo, y quito mi "caja tailandesa" que utiliza de escalón, y la pobre se tiene que ir a buscarse otro entretenimiento por ahí. Y escucho sus pasitos alejándose: tap, tap, tap, tap...

viernes, 9 de noviembre de 2007

No es fácil ser verde

Cari se me ha ido a Argentina. La cabrona. Afortunadamente me ha dejado algo para que me acuerde de ella sin tanta acritud: un CD de Sesame Street, la versión original. Cuando me habló de él no pude evitar escucharle con un poco de reticencia; Cari es la reina de las canciones horteras y lo lleva con orgullo desmedido. Ahora con Internet no tiene freno, pero he de decir que con este CD ha vuelto a ganarse mi respeto.

Esta noche cuando me estaba arreglando para salir me he acordado de que lo tenía; aún no lo había escuchado, así que me lo he puesto... ¡y un buen rollo! Terapéutico, os lo aseguro. Tanto es así que me he traido a Heather a casa para oírlo después de un par de minis de mojito en "La Grándola"... y será en parte por los mojitos, en parte porque para ella ha sido un viaje a su infancia -como es gringa- pero le he hecho feliz cuando ha acabado y lo he puesto otra vez: "¡Qué bien! te lo iba a decir pero pensé que no querrías..."
Como muestra de la joya que es, traduzco la letra de una de las canciones; “No es fácil ser verde”, de la rana Gustavo; ¡Pura filosofía de parvulario! Aunque hay que escucharlo, claro.

No es fácil ser verde
Tener que pasar todos los días del color de las hojas
Cuando pienso que sería más bonito ser rojo, o amarillo, o dorado
O algo más colorido, como eso

No es fácil ser verde
Parece que te mimetizas con tantas otras cosas vulgares
Y la gente tiende a pasar por encima de ti porque no eres llamativo,
como las chispitas de luz en el agua
O las estrellas en el cielo

Pero verde es el color de la primavera
Y el verde puede ser guay, y de buen rollo
Verde puede ser grande como un océano,
o importante como una montaña, o alto como un árbol

Cuando sólo puedes ser verde
Podrías preguntarte por qué,
pero por qué preguntarte por qué
preguntarte...
Soy verde y estaré bien
¡Es bonito!
Y creo que es lo que quiero ser

martes, 6 de noviembre de 2007

Una expedición por la selva


Tarobá y Naipí estaban de expedición en la selva. A pesar de el calor y la humedad se sentían muy felices y privilegiados por poder disfrutar aquella experiencia. Iban caminando entre la espesa vegetación, maravillándose de cómo a pesar del sol, apenas se filtraban unos rayos entre aquel frondoso laberinto verde de ramas y hojas. Prendidos a los árboles había helechos, musgos, orquídeas… Constantemente se oían los cantos de pájaros, insectos, el croar de ranas e incluso el aullido de algún mono, que sólo en contadas ocasiones tenían la suerte de poder ver. Estaban exultantes. En su camino dieron con un árbol enorme. Tarobá se acercó y se abrazó a él. Sus brazos rodearon una parte ínfima de su circunferencia. Así se quedó un rato, disfrutando de la energía que sentía, fundiéndose con el árbol, su pecho henchido de alegría. Estaba acariciando su corteza cuando palpó algo blando; cuando se quiso dar cuenta de qué era la serpiente ya le había mordido el brazo.

Afortunadamente llevaban un botiquín que incluía un antídoto contra las picaduras de serpiente, y a pesar del dolor de la mordedura todo quedó en poco más que un susto y prosiguieron la expedición. Pero Tarobá ya no estaba de tan buen humor; andaba con extrema cautela, mirando el suelo que pisaba, siempre 
machete en mano. Ya no se atrevía a tocar los árboles o las plantas. Cualquier ruido que oía –un pájaro que levantaba el vuelo, un lagarto que huía a su paso- le sobresaltaba. No sólo tenía él cuidado, sino que constantemente reprendía a Naipí por su despreocupación.

Una tarde en que ya estaba oscureciendo, Naipi vio un lagarto muy bonito, azul y verde. El lagarto huyó y Naipí corrió detrás de un él para verlo mejor. Tarobá le gritó malhumorado“¡Ten cuidado, Naipí! ¡Deja ese lagarto en paz!” No había terminado de decir la frase cuando Naipi tropezó con una raíz. En su caída se hirió una rodilla y se torció el tobillo. “¡Te dije que tuvieras cuidado! No sé cómo puedes ser tan inconsciente!” Como tenían el botiquín Tarobá le curó la herida, le vendó el tobillo y decidieron dar por concluido el día.

A la mañana siguiente reemprendieron el camino. Naipí, aunque cojeaba, caminaba alegremente, buscando los monos con la vista cuando los oía entre las ramas, cogiendo hormigas gigantes y preciosos insectos para mirarlos de cerca… Entonces Tarobá estalló:“¡Parece mentira! ¡Es que no aprendes! No te ha bastado que a mí me mordiera una serpiente, ni siquiera caerte y herirte te ha hecho darte cuenta de lo peligroso que puede ser ir tan despreocupadamente por la selva” Naipí le respondió: “El miedo te ha hecho cauto. Lo entiendo; intentas evitar situaciones en las que podrías salir herido. Yo por mi falta de cautela puede que salga herido con más frecuencia que tú, pero quiero poder seguir disfrutando el camino.”

Rimas pésimas

Lo reconozco; pocas cosas me exasperan más que una rima pésima. Sin mucho pensar recuerdo tres ejemplos que podrían constituir mi podium personal:

1. Pachín, pachín, canta una de Machín –Mecano. De hecho toda la canción "Hawaii, Bombay" en una joyita; ni hecha adrede. Nacho Cano es un prolífico autor de malas rimas.

2. Te voy a escribir la canción más bonita del mundo, voy a capturar nuestra historia en tan sólo un segundo- La oreja de Van Gogh. Pues no parece que tengáis muchos recursos para tal empresa... aunque francamente, una canción vuestra de tan sólo un segundo sería de agradecer. Cuánto los aborrezco. Y a Amaral.

3. Menos mal que fui un poco granuja, todo lo que sé me lo enseñó una brujaFito &Fitipaldis. Juro que la primera vez que oí la canción supe con qué iba a rimar “granuja”. Una lástima, porque el resto no está mal, pero a mí ya me tiene condicionada.

Todo esto me sirve de prólogo para comentar el último anuncio de El País: me ha dejado atónita.


¡¡¡Es lo peorrr!!! ¡¡No lo aguanto!! Especialmente las dos últimas líneas. Aunque marihuana-Tijuana también se las trae... ¿Cómo se pueden permitir semejante cutrez, encima para promocionar un periódico, que debería defender el buen uso del lenguaje. Lo más lamentable es que cuando me he metido en internet para ver si encontraba la letra he descubierto que hay gente a quien le parece que el anuncio es flipante! ¡Yo sí que la flipo! En fin, si es que tiene que haber de to'

PD: Desde aquí os insto para dejéis más rimas malas para hacer un buen ranking, o para que digáis cuánto os gusta el anuncio de El País si tenéis huevos XD

domingo, 4 de noviembre de 2007

El Chino-español y "los demás"

Hoy he empezado el domingo tomándome el aperitivo de rigor en el Chino-español, un bar al final de la calle Mesón de Paredes que descubrimos poco después de que abriera hace unos tres años. En su día aún conservaba un macro-cuadro de paisaje oriental detrás de la barra, una cenefa roja con letras chinas negras y muchas otras señales inequívocas de que había sido un restaurante chino. Con el tiempo taparon el cuadro con CDs pegados, pintaron las cenefas, y recientemente le han dado unos cuantos empujoncitos más a la decoración, y aunque las sillas siguen siendo las originales del restaurante (chinas-chinas) el resto de la evidencia de su origen oriental ha sido eliminada poco a poco.

El verdadero nombre del bar en cuestión es El Kiebro, pero a nosotros nos gusta llamarlo por su apodo cariñoso; lo hace como más nuestro. Cristina, una colega de Dani, lo llama “el bar de las cañas a un euro”, del tirón, sin eufemismos. Aunque sinceramente ese es el principal motivo por el que lo frecuentamos -que se está poniendo Lavapiés, que no hay quien pare- el bar tiene muy buen ambientillo y los domingos ponen unas buenas tapas de paellita. Por lo visto también tienen actividades culturales, pero vamos, yo, aperitivo de los domingos. Que con mucha frecuencia se alarga hasta las cinco, las seis...

Cuando esta mañana me ha llamado Manolo, que salía de La Casa Encendida con los enanos, y me ha sugerido vernos en La Mancha, yo le he propuesto el Chino-español porque ya había quedado allí con Dani. "¿El Kiebro?" me ha inquirido. "Sí, si, el chino-español; de sobra lo sabes..." Así que allí nos hemos visto. Como había comprado el periódico me ha ignorado leyéndolo mientras yo me echaba unas partiditas a las cuatro en raya con Marcos. Luego Marcos se ha hartado de que le ganara –¡No hay piedad!:)- y ha decidido emular a su progenitor y ponerse a leer su Super Humor.

Total, que yo me he puesto a charlar con Jara; “Oye Jara, ¿tú tienes novio?” “¡Un Ricardo!” -me ha contestado tirándose para atrás en la silla, con una enorme sonrisa de oreja a oreja de niña de cuatro años. Entonces Manolo ha levantado la cabeza y ha intervenido “Sí, esta no se corta. Ella le pide a todos que si quieren ser sus novios, y si le dicen que no, buen rollo; se pira y siguiente.” Por lo visto su madre le preguntó para qué quería un novio, y la chica tiene las cosas claras “Para darle muchos besos”. “Oye, ¿Y hay alguno que no quiera ser tu novio?” le ha preguntado Manolo capciosamente. Ella ha contestado con naturalidad “Sí, los demás.”

viernes, 2 de noviembre de 2007

Las dos "Pilis"




Pili puede ser dulce, intuitiva, servicial, hacerme el desayuno en mi propia casa...







Y también puede ser una "macarra de barrio", que dice "tronco", dice tacos superlativos, y para posar con sus pantalones nuevos de Zara niños, lo hace izando el dedo medio.


Una Pili no está completa sin la otra.




jueves, 1 de noviembre de 2007

Ya están aquí...

Ayer recibí un sms de publicidad: "¡Las navidades se adelantan...!" Y nosequé oferta de llamadas. Las luces de La Castellana ya llevan dos o tres semanas colgadas, y en la tele además de un par de anuncios de temática explícitamente navideña (uno de telefonía móvil y otro de pañales de Unicef!) ya nos están machacando con anuncios de perfumes y juguetes. En el super ya han sacado los turrones.

No me voy a poner radical anti-consumismo, anti-navidades, etc... pero ¿No es un poco pronto para todo eso?

Habrá que tomárselo con curiosidad antropológica.